Fotografía: Edgardo Marval - Reportaje de Status Magazine, Marzo 2011
La música en todo su esplendor
Josmary cuenta que la música llegó a su vida desde antes de nacer, cuando su madre en perfecta convivencia con sus cuerdas vocales entonaba cánticos en una Coral. El primer encuentro de esta mujer disciplinada, correcta y muy determinada, con las notas y las escalas fue a los 5 años de edad, cuando fue inscrita en el kínder musical de la Escuela Elías David Curiel.
De eso, ha transcurrido algún tiempo, y en él siempre han estado presentes los acordes nostálgicos de su violín, instrumento con el que se destacó en diversos estudios, cursos, clases magistrales para terminar como maestra en tal disciplina durante el año 2000. En la actualidad, aparte de la docencia universitaria y de las labores propias de excelente esposa, se desempeña como líder del cuarteto “Opus Dei” que ameniza la celebración más importante en la vida de cualquier mujer: el sacramento del matrimonio.
Da gusto mirarla de lejos saltando con sus dedos inquietos y frotando con las crines de blancos corceles las cuerdas que yacen sobre el diapasón de su violín, dejando salir traviesa una pequeña sonrisa disimulada, como la de aquel que recuerda sus picardías por un instante. Y asombra a quien la observa distante, la luz que irradian sus ojos cuando levanta la mirada en señal de éxtasis y alegría. Se ve que tocar el violín la hace muy feliz.
Su constancia y rectitud la han hecho merecedora de reconocimientos como: “Honor al Mérito Joven 1993” otorgado por el Ministerio de la Familia y; en 1996 recibió botón y diploma otorgado por la Asociación Musical y Artistas del Estado Falcón y Escuela de Música “Elías David Curiel” en homenaje al día del músico.
Para esta dulce educadora que comenzó en las filas de la Orquesta “Juan José Landaeta”, no solo se requiere nacer con las aptitudes y las competencias para erigirse en el oficio de músico, también es preciso el apoyo de la familia para el desarrollo de estas potencialidades. Además con tierna franqueza sentencia: “Dios ha dotado a todos los seres humanos de una capacidad musical excepcional, pero además de ésta, se requiere la estimulación y el apoyo que brinda el entorno para que todo ese potencial pueda desarrollarse correctamente y convertirse en talento perfeccionado.”
Josmary y yo hemos compartido en más de una boda, y como partícipes en el quehacer del evento, observamos detrás de bambalinas muchos sucesos que por curiosos no dejan de ser jocosos, de esos gajes del oficio que el invitado corriente no observa y que servirá de anécdota para ocasiones como esta, en la que la hija del muy estimado Profesor Gustavo Polo se atreve a relatar: “En una de esas bodas, una vez iniciada, nos quedamos sin energía eléctrica, como profesionales continuamos la ejecución del repertorio con ayuda prestada por los asistentes a la boda quienes gentilmente iluminaron nuestras partituras con sus teléfonos celulares…”.
Paralelamente al desarrollo de su carrera musical, esta muchacha de verbo pausado y refinado, obtuvo el título de T.S.U. en Informática, para luego hacerse Licenciada en Educación en Matemática Mención Informática y Especialista en Telemática e Informática en Educación a Distancia.
Ríe sonora y armoniosa Josmary Jackeline, mientras evoca aquellos días en los que se destacó como segundo director de la Fundación Orquesta Sinfónica de Falcón, durante el período 2003-2005. Su voz melosa entona y decreta su ferviente deseo de servir a
Dios, al prójimo y al colectivo a través de la música y de la educación. La tranquilidad reflejada en su rostro evidencia la confianza plena en el fiel lancero que siempre la acompaña: su esposo Marcos Colmenares. Y su mirada nuevamente se puebla de rayos de luz para concluir diciendo que disfruta de la música en todo su esplendor.
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