Fotografía: Cheché Díaz Yugurí
"No Temas, todo va a salir bien" parece una orden extremadamente difícil de cumplir, ahora cuando tenemos menos control de la vida, y cuando más pequeños nos hemos vuelto ante huracanes monstruosos que hacen vida en cielos inhóspitos vestidos de fin de los tiempos.
En estos días de desasosiego parece imposible confiar y abrirle espacio a la FE, mucho más encomiable apostar por nuevos destinos y crecer. Estoicos y furiosos nos paramos con firmeza de frente a la circunstancia y la miramos de frente, pensando que sí hemos de caminar por el fuego al menos hacerlo con las botas puestas y morir con dignidad.
Impotentes, indefensos más no indolentes, nos encumbramos temerosos por la ruta, con el lodo hasta el cuello en un paso de barro movedizo en el que pensamos no poder avanzar, y con la vista siempre al frente mirando el otro lado del sendero, ese a donde queremos llegar. Y por mantener el objetivo en un futuro que a veces se nos hace incierto, no vemos las ramas y ramitas, las lianas y raíces levantadas de donde nos podemos agarrar, para acortar tan aciago camino.
De tanto llevar porrazos y del azoro vertiginoso de tener que rebuscarse con más trabajo para poder sobrevivir, no nos detenemos a subir la cabeza para divisar que llegan a nuestras vidas pequeñas tablitas de salvación.
Y tal vez la mejor manera de mirar estos vehículos de luz, sea mutando, evolucionando y cambiando los ojos para mirar con precisión lo que la desesperanza no nos deja mirar. A veces la solución se adorna con espinosos harapos y andrajosos zapatos, y calladita camina a nuestro lado, a veces por instantes otras veces por largos ratos, curiosa de saber sí hemos de poderla ver.
Si! es cierto que el pasillo se estrecha, y que cuando uno pensaba que ya todo estaba perdido, aparece otra calamitosa realidad para demostrarnos a punta de decepciones que sí es posible estar peor; Pero también es cierto que por muy oscuro que haya sido la noche nunca deja de amanecer, y que para que veamos la luz tiene que haber sombra; y que el cambio es una constante en la vida, que por mucho que nos empeñemos en conservar la vaquita, cuando nos las quitan es para tener a la final un bien mejor, porque también hay otra realidad que desgarradoramente nos grita QUE SIEMPRE SE PUEDE ESTAR MEJOR. Y a la final es de nosotros de quien depende el desenlace de la historia.
Así que cambia los lentes de tu cámara y ponle el filtro polarizado, escucha atento lo que te voy a decir: Levanta la cabeza. No temas, todo va a salir bien.
