Primero debes sudar

Fotografía: Cheché Díaz Yugurí

Uso el silencio frágil de la noche, y su oscura sobriedad para adentrarme en mis pensamientos y dirigirme al gozo, ese fascinante y adictivo que se produce cuando se alcanza una meta, o se da por sabido en esos pequeños pasos cotidianos que nos susurran traviesos al oído que se están haciendo las cosas bien.

Hoy @critiquero hablaba en #paísdeciudadano por "Sin Desperdicio" sobre la semilla del bambú que tarda 5 años en florecer en largos palos que pueden alcanzar los 25 mts de alto. Y recitaba con su voz cantarina y caraqueña que hay que tener paciencia y no desfallecer para ver el fruto de nuestros esfuerzos y el germinar de esas semillas que desde el subsuelo producen movimiento e impacto alrededor.

No hay nada más dulce que saberse capaz de lograr lo que se quiera, y más que eso, saber que para alcanzar cualquier designio primero hay que sembrar, y mientras mejor sea la semilla, mientras más alto sea el bambú más tiempo se va a llevar en florecer. Es importante que entendamos de una buena vez, que sólo en nuestras manos reposa el mando de nuestras vidas, en singular o en colectivo, y que definitivamente en el logro bien sudado y trabajado es donde más alegría vamos a encontrar.

Subir a la montaña más alta del mundo no tendría el mismo valor que llegar desde arriba en un avión; y concretar los sueños más añorados no tendría el mismo sabor si de ellos no se extrajeran lecciones de vida, y días de haber perdido el aliento. Es una sensación que solo aquel que la experimenta la pudiera de verdad comprender, ya que no existen palabras para definir el nivel orgásmico de satisfacción que produce la lucha diaria por vivir como se quiere, y vuelvo a citar a @critiquero al teclear: #entiéndasecomoquiera.

La ayuda siempre es necesaria, pero si no hay la voluntad, y ese deseo ardiente y poderoso que nos mueve a través de los miedos y la comodidad a traducir nuestros pensamientos en acción, solo habrá bonitos intentos y acciones infructuosas que no derivarán en ningún lugar. Cómo lo he dicho en uno que otro tweet: la mente guía pero es el corazón el que propulsa. Y con esto hago referencia a que una idea pueda convertirse en aire o en acción, dependiendo de nuestro grado de identificación y verdadera intención de alcanzarlo.

Nuestras palabras siempre deben ir sustentadas por acciones, y en nuestras acciones siempre ha de haber amor. Nuestra grandeza no viene de fuerzas externas ni de un inventario de posesiones, esta yace en el nivel de compromiso para con nuestras promesas y con la misión y visión que hayamos escogido desarrollar.

Que sabroso es despertarse todos los días teniendo en la agenda tareas por realizar, esas que indican la ruta hacia el bienestar. Que rico es sentirse todavía en la lucha, y recibiendo fuerzas desde el plano sobrenatural. Que delicia saberse grande en la capacidad de esfuerzo, y pequeño en la humildad del que con propios méritos ha sabido sus temores superar.

Las cosas no llegan solas. Las oportunidades no se visten en tonos neones. Las metas no son tales hasta que las hacemos sustantivos. Y las montañas no son grandes hasta que las vemos de abajo. Y aún sabiendo que todos nuestros sueños estén cubiertos de las espinas del esfuerzo y los sacrificios, nunca doleránm los golpes cuando se está aprendiendo, nunca pegará el cansancio cuando se está creciendo, y nunca pesará la vida cuando se está logrando.

Siempre se puede ser mejor . . . así lo hablaba con un amigo, y de esto reflexionaré después.

La pasión es necesaria para avivar la llama del deseo . . . suena a asuntos relativos al ámbito sentimental, pero es que a las metas personales hay que hacerlas sentimiento para que el corazón empuje, y de eso también hablaré después.

En la alegría que me produce estar cansada y agotada viviendo la vida que yo misma me diseño, solo deseo decirte . . .

Si lo quieres lo tienes, pero primero debes sudar!