Gracias por los Mariachis

Ya era suficiente éxtasis salir de nuestra rutina diaria para cenar al aire libre y en un lugar tan bonito. Ya era suficiente regalo aquel detalle caballeroso de invitarme tan preciado manjar. Mágico y sublime cambiar las arepitas fritas con mantequilla en la casa, esas que de vez en cuando acompañábamos con la cervecita fría que calmaba la sed, para saciarnos las papilas gustativas con el exquisito sabor de este suculento embutido, en tripa delgada, de carne de cerdo magra y gorda, bien picada, que se sazona con sal, pimienta y otras especias, que completaba su sabor con un picadillo glorioso de zanahoria y repollo acomodados graciosamente dentro de una suave pieza de pan.

Ya era suficiente, mi bien, con tu amena compañía, esa que desde que nacieron nuestros cuatro vástagos casi simultáneamente, no había tenido oportunidad de disfrutar en la complicidad de la soledad en pareja, que de lejos atestiguaban los presentes en aquel concurrido lugar. Tu compañía que llena mi pecho sin importar cualquier circunstancia y vicisitud, tan solo saberte mío me hace sentir plena y merecedora de cualquier bendición.

Ya era suficiente, querido, con el cambio de rutina y con recordarte de momento tan especial en el que sin decirle a nadie, y sin esperar la aprobación de los demás decidimos unir nuestras vidas en aquella casita que con tanto sudor construí, para poblarla de amor y alegría junto a ti. Ese día en el que sin reparo en leyes y religión nos juntamos para comenzar la construcción idealista de un mundo mejor. Seis años han pasado ya, desde que de manera desinteresada abandonaste tu sueño individual de convertirte en administrador y acudiste al llamado responsable de comenzar una familia.

Escuchar los sonidos armónicos de aquella trompeta y los trastes de aquella guitarra gigante, que en perfecta comunión con la voz del solista, daban vida a todos aquellos temas que en la intimidad de nuestro refugio bailábamos sin parar de reír, fue para mi como estar en la gloria, y aquel hermoso detalle jamás lo voy a olvidar. Ya no me importa las gotas que se cuelan en la cama durante los días de lluvia, ni las horas de trabajo que tenga que apresurar; ya nada importa esos días de escape con tus amigos, ni los desvelos a causa del golpe seco en la mesa con esa pieza chanchita del dominó; ya se han vuelto menudencias esas expresiones de cariño que no puedes esconderle a la vecina, ni aquel templón de pelo que víctima de los celos me propinaste aquella vez.

Serán sencillos detalles, que tal vez nadie apreciará ni entenderá, pero para mí se quedan encriptados en la memoria reptil de mi corazón, y así transcurran seis años más para volver a salir juntitos a comer, habrá valido la pena porque eres tu quien con el tiempo ha crecido a mi lado y me ha hecho tan feliz.

Gracias por los Mariachis!!!