Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

domingo, 24 de julio de 2011

Diego Badell - Para llegar lejos hay que tener disciplina

Fotografía: Mario Loaiza
Texto: Status Magazine - Edición Junio 2011


De figura estilizada y movimientos gráciles llega Dieguito (Didí para sus amigos), silencioso, calmadito y muy elegante. Siempre está serio y arregladito, y aunque no lo parezca, está atento a lo que se dice alrededor y a lo que sucede en su entorno. Ya es un hombre de 22 años, sin embargo su mirada tierna evidencia fuertes rasgos de inocencia y candor. No habla duro, no pelea, no discute y si se le frunce el seño es porque lo molesta la luz del sol.



Diego es el segundo de tres hermanos, varones todos, bellos y bien criados por unos orgullosos padres: Aaron Badell y Carolina Albornoz, quienes, se vinieron a Adícora durante una visita vacacional para hacerle arreglos a la casa del “Negro”, es decir el Señor Badell. El papá de Dieguito es un falconiano de crianza ido a su natal Maracaibo para estudiar, allí se casó, tuvo dos hijos, se divorció y posteriormente se fue en asuntos laborales a Puerto La Cruz. Allí conoció a su hermosa Dulcinea, a quien no le tembló el pulso para apoyar a su Quijote en la aventura de aceptar un trabajo en Punto Fijo y hacer vida en Paraguaná.



Los hermanitos Badell son enérgicos y por supuesto al estar viviendo a “orilla de playa”, desde chiquitos han sido atraídos por los deportes acuáticos. De hecho, Didí cuenta que a los 9 años él practicaba windsurf y lo hizo durante 6 años más, hasta que el kite comenzó a invadir la bahía de Playa Sur, y tal como él mismo comenta: “desde que lo vi me llamó la atención y me interesé por practicarlo, pero mi papá no me dejaba porque al principio cuando comenzó hubo muchos accidentes ya que no existía un sistema de seguridad que funcionara a cabalidad en casos de emergencia, cuando ese sistema llegó y comenzó a funcionar bien, mi papá accedió y me dejo practicar”.



Quien fungió como maestro de Diego fue Jesús Colina, el popular Patchi, uno de los pioneros en la práctica de esta disciplina extrema en Paraguaná. Luego de dominadas las primera lecciones, el segundo de los Badell recibió una cometa de regalo que solo le duró 4 días, “porque me puse a inventar con el papá de un amigo, sin tener mucha experiencia conectamos las líneas mal, y bueno, terminé arrastrado por toda la orilla de la playa hasta que logré soltar el kite y terminó cayendo en el poste de luz y se quemó porque las líneas de energía eléctrica se unieron y se produjo un corto circuito. Después de eso mi papá se dignó a comprarme mi primer kite” narra el tímido Didí.



Tan bueno se hizo en el kite, que en 2004 consiguió el patrocinio de SLINGSHUT, y con esta marca se paseó por varias competencias alcanzado los más altos sitiales a nivel nacional, pero los estudios universitarios se hicieron prioridad y Dieguito dejó de competir. Desde entonces, en unión de sus hermanos y con el apoyo incondicional de su padre, comienzan a buscar representaciones de marcas de equipos para fundar su escuela de kitesurf.



Con el patrocinio de BEST, luego de dos años de instaurada su escuela, Diego se prepara para ir a competir junto al “Tibi” en el Mundial de kite a celebrarse en Margarita, pero, por avatares del destino, faltando solo dos semanas para la competencia sufrió una caída que le valió una intervención quirúrgica por fractura del húmero, así que no pudo ir al torneo. Después de tan delicada circunstancia este joven estuvo dos años en semi reposo y asumió una visión distinta sobre el deporte y la vida en general.



Ahora Didí, cursa 7mo semestre de Administración en la Universidad del Zulia, núcleo Punto Fijo; sigue impartiendo cursos de kite; disfruta de la pesca, de la tranquilidad de su pueblo, de los deportes, de las melodías afables de Jack Johnson y de lecturas inspiradoras como la de Padre Rico y Padre Pobre de Robert Kiyosaki. Y mientras se enfoca en cumplir su meta de obtener el título universitario para crear su propia empresa, sin olvidarse jamás del kiteboarding, es fácil verlo con frecuencia cuidando como cancerbero al “Huracán Darío” su disparatado y ocurrente hermano menor.



Explica sin apuro que para practicar este deporte se necesita aparte de buenos equipos y los nudos de viento suficientes, las ganas de aprender. Además alega sentirse satisfecho de sus alcances como instructor ya que asume que imparte de forma sencilla los conocimientos y motivación sobre el kite, actividad que en sus propias palabras: “Me ha dejado que para practicar cualquier deporte extremo y poder llegar lejos hay que tener buena disciplina, y también me ha dado a conocer muchos y buenos amigos.”




1 comentario:

  1. Excelente, no sólo es una gran persona sino tb un gran atleta. Mucho éxito pana!

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