Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

martes, 31 de agosto de 2010

Buscando en mi mente a la humildad


Fotografía: Cheche’ Díaz Yuguri’

El prolijo Ernest Hemingway expuso alguna vez que El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad. Y me atrevo a elucubrar: seguro esgrimió ese pensamiento en ese momento de la vida de todos, en los que ya después de haber probado las mieles de la fama y de haber sucumbido a los encantos de los excesos, descubrió en uno de tantos bajones que hay cosas que no importan tanto y que para alcanzar la excelencia en un oficio no hay un momento preciso pero sí una actitud.

Aunque no conozco mucho de la vida ‘intima de este periodista y escritor, apelo a mi imaginación y en seguida llega a mi mente la imagen de este hombre con su barba característica, la piel bronceada y su ceno fruncido sentado en una mesita en el balcón de su casa mirando un ocaso sobre el mar, con la brisa cubana acariciando sus años, libando un buen tinto, o mejor un roncito seco, en compañía de su soledad, manoseando mentalmente su nobel, y vistiendo una guayabera blanca con alguna costura descosida. Seguramente se paseaba cabalgando pensamientos por toda su existencias, por las ciudades donde vivió y por cada coma que escribió, y llegando a la conclusión, de que nadie sabe mas que nadie y que no hay una persona mejor.

Si bien la humildad no estaba presente cuando fueron concebidas tantas maravillas del hombre, seguro si brillaba cuando tantas obras prodigiosas acercaron a ciertas personas a Dios. Y vuelvo a soñar despierta y me encuentro en la misma mesita de un balcón frente al ocaso, con el sombrío Hemingway, ahora en compañía de Mandela, de la Madre Teresa, del Dalai Lama, del Che Guevara, y no se porqué (estoy soñando) también Anthony Quinn. Todos en franca diatriba sobre la humildad.

El pullitzer estadounidense diría que nunca ha dejado de aprender, desde su nacimiento hasta en sus encuentros mas cotidianos, y que la vida radica en las cosas sencillas; Mandela hablaría de sacrificios secretos y de la necesidad de dar amor por igual; el monje tibetano sonreiría afable aludiendo de la necesidad del respeto como valor primordial para la humanidad; el Che entre amargas bocanadas diría que si todos fuéramos humildes así se lograría un mundo mas justo e igual; mientras la madre Teresa los miraría a todos sin opinar, porque ella solita personifica a la humildad; y bueno Anthony Quinn, que no se muy bien que hace en mi sueño, seguramente haría una remembranza de su mexicana infancia pobre y discriminada.

Si bien es cierto que en la actualidad el mero hecho de sobrevivir es una proeza, y que los que ladran mas duro son los perros mas lejos se oyen, también es una verdad escandalosa que la humildad nos hace grandes y hasta nos protege de la caídas, obligatorias para crecer. Que a veces la bocota nos juega trastadas, y el ego nos nubla la mente.

Tengamos siempre a la mano aquel proverbio ancestral que reza: solo tenemos el control de nosotros, y eso asumiendo nuestras acciones, porque ni siquiera de nuestro cuerpo tenemos control, en cualquier momento la maquina se daña, se desgasta o se enloquece y nos echa una vaina. Y pensemos que calladitos avanzamos más, sin molestar ni llamar tanto la atención, que solo hay que cacarear cuando se ponga un huevo y mostrar los balances cuando se pida un crédito.

De este sueño vívido tan extraño, que olía a ron y a humo de tabaco, que hacia reír al Dalai y sonrojar a la Madre, sólo obtuve una conclusión: la humildad no tiene una fórmula, ni es un ingrediente que se compra en el mercado, es más bien el silencio y la contemplación, es dar por el hecho de dar y amar sin ninguna otra cosa ambicionar. No tiene que ver con pobreza, ni con la falta de ambición, se relaciona mejor con la nobleza de espíritu y la falta de vanidad, con la pureza de un acto desinteresado y generado desde lo más profundo del corazón.

(perdonen lo freak de la experiencia onirica y la falta de tildes, ha sido engorroso en una compu que no esta configurada en espaniol)

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