Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

viernes, 9 de julio de 2010

Solo me tumbaron la cámara


A comienzos de 2008 mi vida se vio sacudida por una serie de eventos desafortunados que me dejaron un saldo siniestro: sin trabajo y pelando, enferma del cuello uterino y campaña mediática de descrédito de grandes dimensiones morales. Todo esto, unido a un fuerte cansancio emocional e intelectual me condujo a una fuerte depresión. (Sí, a mi).

Con el apoyo de mi familia (mi mayor tesoro), de Rafael Suárez (mi caballero de armadura reluciente) y de Michel (mi maestro de Yoga) pude lograr recoger los pedacitos de mi que estaban regados, los pegué y me rediseñé. Más fuerte, más alegre, más humilde, más comedida, más yo. Así también redimensioné mi vida, dándole un giro inesperado pero muy sabroso. Con gran esfuerzo, solicité un crédito (que aun estoy pagando) y me aventuré a la adquisición de equipos de grabación y edición de audiovisuales. Y entre la adquisición estaba el de un objeto que aun siendo inanimado representaba mi libertad: financiera, profesional, personal y artística. Estoy hablando de mi cámara profesional de video.

Durante dos años me dediqué a cobrar por hacer una de mis actividades favoritas: realizar videos. Me metí en casi todas las fiestas de la ciudad mariana, capturé momentos preciosos de gran valor para las familias, fui testigo del crecimiento artístico de personas como Alberto Jiménez, Jair Romero e Yzzael Zárraga; celebré logros importantes de varias empresas, capturé asombrosas piruetas y trucos del kite surf, conocí la labor de los que conforman NIDHOS; y atestigüé el éxito de las sesiones fotográficas de mi hermano de arte.

Pero el uso de mi cámara de video no se quedó en los límites corianos, llegó a elitescas celebraciones en Punto Fijo y Villa Marina; se contagió del calor de la tierra del sol amada; y comenzó a capturar eventos importantes que engrandecen una gestión en particular de la ciudad capital. Ante los constantes viajes a Caracas, y el viento que soplaba a favor, decidí cambiar mi centro de operaciones para abarcar aún más, y me vine a la Ciudad de los Techos Rojos. Con la mejor de las expectativas, con el corazón en una mano latiendo fuertecito, con las ganas poblándome el pecho y la esperanza de la tan anhelada estabilidad financiera.

Hace una semana emprendí viaje a Coro con un amigo y su novia. (Para variar un poco la rutina "insegura" de los expresos nocturnos). Paramos a almorzar en "Oh Campo" en la Autopista Regional del Centro, y luego de disfrutar de suculentos platillos, emprendimos nuevamente el camino lluvioso y escabroso que nos esperaba. Luego del letargo climático, de las colas y el cansancio que se apoderó de los tripulantes llegamos a nuestro destino, para percatarnos de terrible percance: "Faltaban varias cosas de la maleta del vehículo automotor, incluyendo el bolso de mi cámara".

Por un momento no supe cómo reaccionar, en un principio me parecía una broma. Y luego llegó esa amarga sensación del hurto, acompañado por un leve mareo, falta de aire en los pulmones, falta de oxigenación en el cerebro, aumento del ritmo cardíaco y unas profundas ganas de llorar. "Me robaron la cámara, mi instrumento de trabajo, mi posesión material más valiosa, el núcleo de mis proyectos, la piedra angular de mi nueva empresa, la representación física de mis más agudos esfuerzos por resurgir".

Esa noche al llegar a mi casa me ahogué en mi propio llanto. Llena de impotencia, rabia y angustia por mi futuro profesional, con los ojos borrados y la cara hinchada de tanto llorar, apenas respirando por la boca, me acosté pensando "Estoy jodida". Y dado el cansancio, y el desgaste emocional, rápidamente mi mente se nubló. Sólo recordaba las palabras que mi cuñado, Valenty González, me dijo minutos atrás: "Aunque no lo creas en este instante, no perdiste tu trabajo, tienes lo más importante, un trabajo que te precede y clientes satisfechos con tus videos". Y con el sonido de su voz y la firmeza de su mirada, que más que darme consuelo me sacudía por los hombros, me quedé dormida.

Al día siguiente me desperté con un firme pensamiento, que amplió mis ideas y mejoró mi ánimo en una dimensión inmesurable:
"Negra, solo se llevaron tu cámara. No se llevaron tu mente, ni tus manos, ni tus ojos, ni tus piernas, ni tus oidos.
Sólo se llevaron una herramienta, el verdadero recurso yace dentro de tí. No te quitaron tu talento, ni tus conocimientos, ni tus creativas ideas; no te arrancaron tu memoria, ni tu calidad profesional; no te dejaron sin clientes y prestigio". Y es verdad, me tumbaron la cámara, pero no mis proyectos y mis ganas de seguir.

Aunque ahora más empinado (por no decir vertical) el camino, la plata se consigue para reponer la herramienta. Aunque es una putada alquilar cámara para cumplir los compromisos adquiridos o subcontratar camarógrafos para atender las necesidades de mis clientes, esto es un obstáculo más. Aun fabrican cámaras como la que se llevaron, y ¡hasta mejores! Pero tengo el mejor recurso: YO.

Y aunque representa un golpe bajo para mis finanzas, es una prueba más a superar. A lo largo de mi ancha vida, me ha tocado renacer de mis cenizas como el Ave Phoenix, y levantarme para volver a caer y levantarme más rápido, para aprender que no hay mejor senda que la recorrida, y descubrir que cada vez soy más fuerte y templada. Y tal como le expresé a mi mamá en un momento íntimo de reflexión: yo soy una sobreviviente, luchadora guerrera . . . (al estilo Calle 13) como callejera Street Fighter.

Aparte del desahogo no quisiera cerrar sin moralejas:
1.- No se paren en la autopista.
2.- Aseguren sus bienes de valor.
3.- Tengan presente que el hampa y las envistes del destino no discriminan.
4.- Denle valor a lo que realmente vale.
5.- Y no dejen de arrecharse cuando sucedan estas cosas, no podemos acostumbrarnos a lo que está mal. No es NORMAL que te roben, mucho menos que te agredan o que pierdas la vida en manos de gente que ha hecho del crimen su profesión.

Y ya para culminar , y por consejo de mi ex favorito, solo me queda dirigirme al choro, amigo de lo ajeno, que se llevó mi cámara: "No es lo que vale la cámara, o lo que me va a costar conseguir una nueva, es el uso que le vas a dar, cabrón. Ojalá te machuques los dedos con ella y te explote en las manos, guevón. Que con ella misma te graben tirando impotente con otros choros haciéndote suyos y lo vendan los buhoneros en la autopista, en el mismo sector donde tu operas".

(perdóname Diosito, tu sabes que se lo merecen)

2 comentarios:

  1. Alguna vez escuché decir que "Somos del tamaño de las adversidades que se nos presentan". Si esto cierto, no podría encontrarse palabra que pudiera definir el tamaño de mujer que eres. Y como bien dijiste arriba, renacerás de las cenizas tantas veces la vida así te lo imponga. Y lo mejor, será que con cada obstáculo derribado, se confirmará que estás hecha de una material indestructible que mezcla en perfecta medida la valentía, la fortaleza, la nobleza y el ímpetu para lograr lo que deseas...¡Eres grande mi China! Y con eso, nadie puede...

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  2. Gracias mi Lolaaaaaaaaaa, no van a poder con nosotras! Demasiado Poder!

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