Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

martes, 20 de julio de 2010

Hacen falta papás

Recientemente conversaba con mi hermana, su esposo y una amiga sobre el caso de un chico cercano a ellos, que creció sin la presencia de su fallecido padre, sin el apoyo de su familia paterna y en la inseguridad de las segundas nupcias de su madre, quien nadando en contra de la corriente crió a su muchacho y dio le mejor de sí. Yo escuchaba con atención cómo el chico sobrevivía, y en precarias condiciones logró graduarse de bachiller con una base educativa demás de deficiente. Mientras oía la preocupación de los presentes, recordé lo que en estos días escribí sobre la reflexión de Iván Olivares sobre la dignidad de la mujer venezolana, y también evoqué el mensaje que pasé por celular a mis más cercanos progenitores el mes pasado con motivo del día del padre, en el que les agradecía por ser padres responsables e increpaba que de haber más como ellos, este sería otro país.

¡Y es verdad! Escuchando el caso de este nuevo bachiller, llegué a una conclusión contundente: Hacen falta padres, por eso estamos así en Venezuela. Aunque tal vez esto que escribo hiera susceptibilidades (cosa que no es mi intención), y aunque en el caso de este jovencito no tuvo padre porque murió, no porque se fue, la realidad venezolana es alarmante.

Si bien es cierto que hay que erigir un coloso como tributo a las madres solteras de este país, que son mayoría, tanto que ya en los colegios e instituciones no se celebra el día del Padre, porque no hay; también es cierto que no es justo este matriarcado, porque para hacer un muchacho se necesitan dos. Sin caer en el plano económico, porque es otro tema, ya que sin importar el estrato, los niños de antes tuvimos más que los de ahorita, un niñ@ con papá y mamá crece: respetando a una figura de autoridad, sintiéndose seguro, con los roles bien definidos, recibiendo el doble de amor y comprensión, siendo reprendido en el momento oportuno y admirando a una figura masculina.

Nuestras madres solteras asumen el rol de papá, por lo tanto proveen el hogar, salen a trabajar, a estudiar en el caso de tantas madres adolescentes, no dejan de ser mujeres ni de creer en el amor, velan por el muchacho, lo cuidan, lo sobreprotegen o le asignan papeles dentro de núcleo familiar que no les corresponde, cuidan la casa, sacan a pasear al perro, llevan a los hijos al médico, al colegio, lo dejan en casa de una tía o de la abuela, los defienden en el colegio, les compran el uniforme y la lista escolar, los peinan tempranito en la mañana, se dan duro para comprar el niño Jesús, hacen mercado, susurran de noche, leen cuento cuando se acuerdan y reprenden cuando pueden.

Venezuela está poblado (en gran número) por hombres y mujeres: que han crecido luchando con el resentimiento de pensar que en algún lugar estará su papá dándole el apoyo, el cariño y tantas cosas a otras personas; que han tenido que hacerse respetar a puñetazos; que han tenido que asumir el rol de esposo de mamá desde muy temprano; que han tenido que transitar un camino más empinado; o que se han desarrollado sin autoridad porque la madre ha estado ocupada o muy cansada. Y aunque lo cortés no quita lo valiente, y tenemos ejemplos a montón de cómo levantarse derechitos y sin ayuda, estoy segura de que esos superdotados han querido recibir más amor, más apoyo, más comprensión.

Cuanto agradezco a la vida por haberme dado mi familia, y cuanta admiración profeso a los que han crecido sin papás. Cuanto venero a los que siendo muy jóvenes se asumen padres responsables y amorosos, y cuánta decepción de aquellos que en el momento de auxilio pegan la carrera. ¡Se requieren cojones! y mucha dignidad. Pensemos mejor antes de hacer las cosas, porque no es un mal que se le hace a dos personas, sino a una entera sociedad.

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