Esta semana las voy a dedicar a las declaraciones. Entendiendo que como seres sociales y lingüísticos, tal como lo dice Humberto Maturana, nos hacemos en nuestra interacción con el otro, y eso lo logramos a través del lenguaje mi gente. De allí la importancia de la comunicación en nuestra existencia.
En la corriente ontológica se establece que dentro del lenguaje se pueden distinguir diversos actos que ejercen una función específica en nuestra relación con el mundo.
Lo que les voy a escribir a continuación, si así lo decides, puede convertirse en una serendipia mágica que nos quite esos pesados grilletes que nos anclan en el resentimiento y el sufrimiento. Y se trata de la declaración de Perdón.
Si, el Perdón es una declaración, más que una petición. Basándonos en el hecho de que somos responsables de lo que "decimos", independientemente de que se nos conceda, al decir "Perdón" en 1er lugar estamos, en un acto reflexivo de profunda humildad, asumiendo que le hemos hecho daño a otro SER, al que por supuesto estamos reconociendo como legítimo otro, y le honramos con nuestro propósito de enmienda, así como nos los enseñan a los cristianos. No sólo se reconoce la falla, sino que nos hacemos cargo y por ende responsables de buscar (y conseguir) la manera de mitigar el daño, aunque en muchos casos sea tarde. Pero tan solo hacernos responsables nos eleva moralmente, y en otros casos, resuelve un conflicto . . . En otro: alivia una herida, rescata la confianza o cierra con honor un ciclo. Decir perdón pareciera ser un acto denigrante para quienes son poseídos por el orgullo, por quienes no se observan imperfectos, sin embargo nos eleva porque requiere coraje, humildad y valor . . . Es diluir con dignidad una culpa . . . Y en muchos casos, es una loable prueba de amor.
En otra dimensión, al perdonar, de verdad y con el corazón, también nos elevamos porque nos libramos de un RESENTIMIENTO que nos ennegrece el alma y nos roba tiempo y energía, llevándonos a sacudir dolorosos momentos de amargo sufrimiento y decepción para usar mejor nuestro presente.
Y, finalmente el lado más difícil del PERDÓN, el que nos debemos otorgar a nosotros. #Perdona #perdonate #PidePerdon
En la corriente ontológica se establece que dentro del lenguaje se pueden distinguir diversos actos que ejercen una función específica en nuestra relación con el mundo.
Lo que les voy a escribir a continuación, si así lo decides, puede convertirse en una serendipia mágica que nos quite esos pesados grilletes que nos anclan en el resentimiento y el sufrimiento. Y se trata de la declaración de Perdón.
Si, el Perdón es una declaración, más que una petición. Basándonos en el hecho de que somos responsables de lo que "decimos", independientemente de que se nos conceda, al decir "Perdón" en 1er lugar estamos, en un acto reflexivo de profunda humildad, asumiendo que le hemos hecho daño a otro SER, al que por supuesto estamos reconociendo como legítimo otro, y le honramos con nuestro propósito de enmienda, así como nos los enseñan a los cristianos. No sólo se reconoce la falla, sino que nos hacemos cargo y por ende responsables de buscar (y conseguir) la manera de mitigar el daño, aunque en muchos casos sea tarde. Pero tan solo hacernos responsables nos eleva moralmente, y en otros casos, resuelve un conflicto . . . En otro: alivia una herida, rescata la confianza o cierra con honor un ciclo. Decir perdón pareciera ser un acto denigrante para quienes son poseídos por el orgullo, por quienes no se observan imperfectos, sin embargo nos eleva porque requiere coraje, humildad y valor . . . Es diluir con dignidad una culpa . . . Y en muchos casos, es una loable prueba de amor.
En otra dimensión, al perdonar, de verdad y con el corazón, también nos elevamos porque nos libramos de un RESENTIMIENTO que nos ennegrece el alma y nos roba tiempo y energía, llevándonos a sacudir dolorosos momentos de amargo sufrimiento y decepción para usar mejor nuestro presente.
Y, finalmente el lado más difícil del PERDÓN, el que nos debemos otorgar a nosotros. #Perdona #perdonate #PidePerdon
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