gestos que sugieren simpatía
que florecen entre las sonrisas y el cariño,
que como un día soleado acarician la piel
y la dejan suavemente perfumada como un durazno madurito.
Las tazas de café sobre las mesas,
uno, dos o el paquete completo de cigarrillos.
Retos alcanzados, canciones compartidas y uno que otro chismecito.
Relojes voladores, vasos con labial, intercambio de pines y chistes de internet.
Traspasos de energías y algunos reclamos.
Palmadas en la espalda y expresiones de la infancia,
halagos, y críticas silenciosas,
espacios recurrentes y fotos del celular.
Servilletas arrugadas y envidia de la buena,
algunas bromas de mal gusto y comentarios inconclusos.
Reconocerse en el otro y amarse más a sí mismo.
Un hielito para enfriar la cerveza y darle paso a las confesiones.
Momentos de sufrimiento y crudas verdades.
Lágrimas guardadas en una punta del pañuelo, más traspaso de energía.
Los retratos de familia y promesas incumplidas.
Embriagados de nostalgia nos tomamos de las manos.
Los cojines en el suelo propician más intimidad, fuera los zapatos, queremos libertad.
Regresan a la sala aquellos días del colegio y tantas cosas pendientes.
Burlas crueles, comentarios indecentes, miradas perdidas y carcajadas.
Manos que se escapan para dar corrientazos y después caricias.
Vino que disipa y se derrama. Brisa que aviva las brasas lujuriosas y las imágenes borrosas.
Labios que sedientos rompen la tímida barrera, chispas que vienen de la nada.
Cuerpos que se unen en un prana para transferir más energía;
y la magia, que sin expectativas, cierra de forma majestuosa tan especial ENCUENTRO!
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