Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

martes, 28 de septiembre de 2010

Nunca deja de amanecer


Fotografía: Cheché Díaz Yugurí

Sigue la lluvia inclemente azotando con furia los techos de medio planeta, arrastrando con su fuerza implacable las pretenciones de tanta gente, tapiando con severidad las ilusiones y aguándonos la vida a todos los demás. Se han caído aviones y helicópteros, han explotado plantas de electricidad, se han incendiado las refinerías, se han perdido embarcaciones, se han ido de este plano personas claves en el desarrollo de los presentes acontecimientos, y como dice Jorge Drexler: "la noche cae por su propio peso".

Y nosotros seguimos parándonos todos los días para ir a trabajar, para ganar el sustento, bromeando con las tragedias, tragándonos la amargura para escupir alegría, mirando hacia arriba pidiendo una mejor oportunidad, y mojándonos con desasosiego la voluntad. Que no se diga que no somos fuertes. Que no se diga que no somos grandes.

El domingo fuimos maestros y aprendices de varias lecciones importantes, hemos actuado con madurez, y hemos comenzado a despertar. Nadie quedó contento del todo, y a la vez se oyen tímidas trompetas de esperanza cantando victoria, que se oyen a lo lejos y retumban suavecito en el corazón.

Y aunque el juego estaba mal balanceado, al mejor estilo embudo, en realidad nuestra voz se hizo escuchar. Un golazo tremendo de la vinotinto. Porque salimos a votar los que nos preocupamos por el destino de nuestro país, no hablo de un sector, o de un color o la falta de él, me refiero a los que muchos no han querido aceptar, a todos.

Somos una sociedad diversa y plural, que se ha cegado ante la polarización y se olvidó que existe otra mitad, buena o mala, justa e injusta, sapiente o ignorante, como prefieras llamarla, pero existe esa otra Venezuela, que no hemos querido aceptar.

Somos individuos pensantes, piezas esenciales de una gran comunidad en la que subsisten con igual peso: la señora que vende empanadas, aquel obrero dicharachero, el músico empedernido, el audaz empresario, la señora de casa y el productor independiente; el político hablachento, el artista locotrón, el policía montacachos, el sacerdote católico y el babalao; el médico de un poblado remoto, el que vino hace años de otras tierras a forjarse un futuro, el prodigioso deportista, el buhonero, y la prostituta por convicción; la enfermera solidaria, la madre que llora a su hijo abaleado, el director de orquesta, el oneroso banquero, la joven que escarba basura, el estudiante pudiente, y el que apenas puede estudiar; el borrachito de la calle, la trabajadora social, el desesperado desempleado, el fiscal matraquero, la amiga que vende ropa y el que le arregla el carro; el empleado público, la maestra abnegada, el ingeniero que maneja un taxi, el patinetero, el productor agropecuario, el jíbaro y la niña de bien que le compra la droga; el chatarrero, el charlatán, los líderes sindicalistas, las misses y el que las enseña a caminar; el fabricante de botellas, los transexuales, la señora que borda franelas, las viejitas que hacen chinelas, el constructor y, los niños y niñas, herederos de nuestras acciones masivas.

Todos somos Venezuela, con nuestras diferencias, pero al fin parte de un todo, un todo que brilla como la arena, compuesta por mil minerales, como ese polvo de estrellas producto de una eternidad. Y aunque con visiones y ambiciones diversas, ninguno es mejor. Y aunque cada quien tiene su cruz, también tiene su misión, su pequeño legado, sus apuestas y su granito de arroz.

Esta es una gran vecindad que necesita igualdad, necesita tolerar y dejar a un lado su propio egoísmo y reconocerse en el otro, para hacerse uno solo y decidir (respetando a la mayoría) bajo cuál ritmo se va a bailar. Sin duda se respiran otros aires, llenos de luz y esperanza, y aunque estemos dormidos y la lluvia no cesa, nunca deja de amanecer.

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