Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

viernes, 4 de febrero de 2011

De amigos y fotografía



Fotografía: Edgardo Marval
Reportaje publicado en la Revista Status edición Diciembre 2010

De amigos y fotografía

Por Arianny Valles

Una imagen vale más que mil palabras, así como una buena foto puede quedarse pululando para siempre en la memoria colectiva de una generación y hasta de una sociedad completa. La fotografía, ese arte que escribe con luz la importancia de un suceso, de un momento, de un revelador instante preciso a través de la técnica. Si bien todos podemos tomar fotos, no muchos somos buenos fotógrafos. Para muestra este relato.

Por asignación de Status, esgrimo con puro sentimiento el valor de cinco talentosos fotógrafos de Coro, que aparte de la crianza, juventud, formación, inquietas personalidades y una desbordada creatividad, tienen otra cosa en común: son mis amigos. Y aunque no me puedo ceñir a las reglas periodísticas, porque este es un platillo que voy a disfrutar sin cubiertos; a través de cuentos, opiniones y observaciones muy personales, les daré a conocer a este quintal de seres maravillosos capaces de capturar en un click la emoción de la belleza y la grandeza de la vida.

1.- Rafael Suárez

Profeta donde quiera

Cada vez que pienso en Rafael se viene a mi mente la imagen de “aquel caballero erguido de reluciente armadura plateada con el rostro cubierto por el casco resplandeciente que deja entrever sus ojazos marrones entre las hendijas, al ritmo de cámara lenta cabalgando sobre un blanco corcel de crines largos y sedosos, sorteando obstáculos y guerreros, blandiendo su espada grandota empuñada con valor y dignidad para ir al rescate de su amiga, la princesa hechicera del reino indómito de Urumaco.” Jamás olvidaré cuando en un momento cumbre de mucho dolor para mi, mi amigo de toda la vida me abrió las puertas de su oficina y de su existencia para darme albergue y refugio.

Rafael Suárez es un irreverente bellaco desde chiquito, extremadamente inteligente, ambicioso, luchador, constante y muy determinado. Donde sus anhelos ponen el ojo, echa el anzuelo, redes invisibles y sortilegios hasta lograr su cometido. Aunque no es muy de sueños y pajaritos preñados, su cabeza terca es capaz de concebir ideas asombrosas. Es fabuloso, temperamental al punto de perder la cordura cuando no pasa nada y sorprender con reacciones frías y objetivas en los momentos de más angustiante tensión. Es un emprendedor visionario y defiende como un tigre con colmillos filosos y garras intrépidas lo suyo, porque todo lo ha logrado solito a punta de sudor y pulso.

Lo conocí cuando teníamos un añito de edad, y desde entonces somos amigos. Estudiamos el kinder y el diversificado juntos, y aunque después cada quien agarró su tren con distintos destinos, en más de una vez nos hemos cruzado en alguna estación. Es de ese tipo de conexión que rebasa la materia y el plano sexual, y se ubica en el séptimo chakra, para darle complemento espiritual y calidad a nuestras vivencias. No puedo imaginarme la vida sin él.

Rafael es pícaro, coqueto y atrevido, de juicio liberal y lengua afiladamente mordaz. Su lente cae rendido ante la naturalidad de una mujer sin maquillaje, y sus dedos se alborotan para capturar en fotos los momentos más importantes de la vida de las familias que celebran en Falcón sus eventos más relevantes. Se ha especializado en la gente, labor nada fácil de cumplir, puesto que el ser humano es complejo, y por complejo a él se le da muy bien la química con sus clientes.

Después de graduarnos en el PIO XII Rafael se fue a Caracas a estudiar Licenciatura en Computación, siendo la musa creativida quien lo empujase a destacarse más adelante en las artes gráficas y publicitarias. Luego de crecimiento y aprendizaje, paró en Madrid para absorber más técnica y actualización en diseño. Empero las vivencias, retos e interesantes trabajos, su insaciable necesidad de expresión sólo encontró asidero cuando compró su primera cámara fotográfica en la capital española y se preparó académicamente para vivir de este arte tan acosado.

Hoy día, Rafael Suárez es un nombre mencionado por obligación a la hora de organizar una fiesta: boda, quinceaños, comunión, bautizo, o sesión fotográfica para modelos y artistas, aspirantes o consumados en nuestro estado. Ofrece un servicio de altísima calidad, adosado de carisma y complicidad, en un clima creado especialmente (y con total alevosía) para lograr sacar de cada persona lo mejor de sí. Trabajó hace dos años junto a Mario en un calendario para Nidhos, y lo atesora como una de las mejores experiencias en el oficio. Y para ñapa, ha vestido esta publicación con hermosas fotos y editoriales.

Como amiga, compañera de trabajo y vecina de escritorio he sido testigo de la evolución crisálida de este fotógrafo y he tenido el tino de asociar su estilo al de la archirecontraconocidayadmirada Annie Leibovtiz, sorprendiéndome tantas veces de la nitidez, luminosidad y confección de sus imágenes. Ver sus estampas es leer en imágenes un decálogo a la actitud y a la seguridad en nosotros mismos, son una canción de amor a la espontaneidad y una muestra fehaciente de que sí es posible trabajar con excelencia en nuestra región.

Asusta divisar lo lejos y alto que este hábil practicante del kitesursf puede llegar, y más aun, la sencillez que lo caracteriza como persona, ya que es fácil asociar a una mente tan inquieta y prolija con un look estrafalario y progresista, sin embargo él insiste en sus jeans y chemises claritas, y de su experiencia de vuelta al terruño sentencia: “Mi tierra me ha dado muchas oportunidades, y la seguridad de saber que se puede ser profeta donde uno quiera.”

2.- Mario Loaiza

Realidades, diferencias, injusticas y paradas de autobuses

“Párate morena, que nos tenemos que ir, ya son las 4 y media” me decía Mario Adolfo, mientras guardaba en su morral su más valiosa posesión material, su cámara. Era de madrugada, olía a café en aquella casita veraniega de El Supí, el oleaje con su canto monorítmico hacía eco en las paredes, y yo, aunque víctima del sueño estaba igual de emocionada, por la misión que teníamos pautada para ese día caluroso: pescar el amanecer en las salinas de Las Cumaraguas, él con su artefacto fotográfico y yo con mi tan añorada cámara de video. Ese fue uno de los días más hermosos de mi vida, ya que descubrí a Paraguaná con sus texturas y colores, con su olor a algas y fogón, con su oriunda gente afable y orgullosa; con una nube impaciente que abrazaba al sol que salía, con un cielo multicolor primero y luego azulito, con el sabor de las paledonias y el despertar de los abrojos.

Su diminuta estatura esconde un espíritu aguerrido y avasallante, que brioso escapa a través de la intensidad del verde de sus ojos. Rebelde, profundo e inconforme; orgulloso, protector, poeta, hombre de secretas cofradías, un tanto orate y anti fashion, así es Mario Loaiza. Abnegado Padre y Esposo, cariñoso hijo y hermano, amigo fiel y testarudo, enamorado de sus raíces, este personaje que parece haber salido de algún libro mitológico (por místico y maravilloso) ha hecho de la fotografía más que un oficio, su estilo de vida.

Su Camino de Santiago comenzó, como en casi todos, luego de graduarse de bachiller cuando fascinado por el diseño gráfico y la publicidad se fue a estudiar en el centro del país, específicamente en Caracas y Maracay. Ávido de más conocimiento, de explorar nuevas rutas, de respirar aromas distintos y de estar cerca de sus ancestros “Insua” (su segundo apellido), el hijo de Lucy salta el charco y aterriza en la ciudad de Gaudí, para cursar Producción Publicitaria en la Universidad Ramón Llull y Diseño Web en la Pompeu Fabra.

De saberse artista hambriento de expresión, y de encontrarse en Barcelona, paraíso visual de España, inmerso en el mundo de las artes gráficas, no le quedó más remedio que comprarse una cámara y darle rienda suelta a sus demonios. Se profesa inspirado por el trabajo de Alberto Corda y Henri Cartier-Bresson y admira los ojos inquietos de sus amigos Daniel Yegres y Cheché Díaz Yugurí. Desde su regreso de España en 2001 ha expuesto en varias importantes salas del estado y del país, se ha fajado como diseñador gráfico, es socio de una tienda de ropa junto a Anya y Auristela (esposa y suegra respectivamente), está por emprender con una importante franquicia venezolana, pinta lo que no puede fotografiar, se vacila más de una fiesta con su firma “Digan Whisky”, se apasiona con lo cotidiano y el sentido social, y tal como él mismo lo afirma “soy malabarista y mezclo el escocés con el dedo”.

Hay tomas que aparecen durante sus sueños primero, detiene su carro a cada instante para hacer una foto imprevista, lleva su cámara como lo dicta el comercial de una tarjeta de crédito: nunca salga sin ella. Prefiere la luz del día pero advierte que “la noche trae sorpresas”. Tiene pendiente en su check list la publicación de un libro y hacer fotos de guerra, tarea última que ha relegado a un rinconcito oscuro del ático de sus anhelos, porque Manuela, su hija de seis meses, es su mayor preocupación además de su modelo favorita.

Aunque le gusta mucho el Blanco y Negro, en sus fotos vemos mucho color hablando de verdades rutinarias, de realidades, diferencias, injusticias, paradas de autobuses, de la alegría de las ferias de pueblo, de la grandeza de Pacha Mama, de las sonrisas eternas y de batallas internas. Cita a Robert Capa al decir “Si tus fotografías no son buenas, no te acercaste lo suficiente” refiriéndose a lo que se puede necesitar para lograr una buena fotografía. Hombre de contrastes, fotógrafo de contrastes, que una mañana se dedica a capturar en su lente una bicicleta con retrovisores en B/N para luego en la tarde fotografiar a la gente del pueblo jugando bolas criollas en color.

3.- Reni Arias

Habla de sí mismo retratando otras cosas

Hace algunos meses Reni llegó a mi casa para encargarme la edición del video que organizó como tributo a Yatu en Maracaibo. Aun tengo el recuerdo fresquito de sus rulos desordenados, sus lentes de sol ochentosos, y ese desparpajo tan propio de la juventud bohemia. Aunque no ha pasado el tiempo suficiente para decir que es mi amigo entrañable, ese día hice clic instantáneo y me lo quise quedar para mí, porque en esa onda desenfadada he estado yo más de una vez en mi vida.

Como buen acuariano (y yo soy medio acuariana), es idealista, desapegado a las cosas, intenso, liberal, sensible, y se rehúsa a seguir los patrones sociales, estándares e imposiciones. Aunque solo con 23 añitos, tiene una visión crítica de muchas cosas. Confiesa que como fue criado entre la religión y la izquierda, no se siente religioso pero sí muy consciente de la presencia de Dios. Y por muy fuerte que exhala irreverencia en cada bocanada de aire, es un muchacho bueno con un arraigado sentido familiar.

Su existencia ha transcurrido, por cuestiones del trabajo de su progenitor, entre las ciudades de Coro y Maracaibo, ciudad última donde decidió recibir su educación formal, licenciándose para Comunicar en la Universidad Rafael Belloso en 2009. “Esa carretera me la se de memoria, puedo viajar dormido manejando y no va a pasar nada” sentencia con cierta arrogancia Reni, refiriéndose a su constante peregrinar entre estos dos destinos, admitiendo que en la capital marabina le ha gustado estar porque allí puede disfrutar de ese anonimato sabroso, que endulza y que libera, y que en la ciudad mariana no se puede conseguir.

Luego de experimentar con una cámara tortera, como él mismo la llama, llega la fotografía como asignatura en la universidad, y así se despierta aun más el interés por el oficio que lo motiva en estos momentos. Admite que de fotografía no ha hecho curso alguno (pero sí de photoshop), aparte de la instrucción recibida en la universidad, él evoca con cariño el momento en el que adquirió su Nikon D80, y las que vinieron después. Pero las mejores fotos las hice con la tortera, que son como 6 fotos, remite mi colega explicando que cómo en aquel entonces no sabía nada, no se respetaba norma o técnica alguna.

Hasta no hace mucho su plan era estudiar inglés en Dublín y/o casarse, pero la vida le tocó un joropo y él lo bailó. Ahora, edita la revista “TodoBien” de distribución gratuita en la IFEM, colabora con Status y apuesta como empresario con Classico Restogardenbar en Coro, y dice que no se quiere ir.

“ Ese es el arte pop, el que a mi me gusta, que todo el mundo lo disfrute, así no lo entiendan” refiere el joven artista sobre su primera muestra “Hola Warhola” expuesta en Coro y Maracaibo durante el año pasado. Este año, Reni expresó la necesidad instituir las carreras de Arte y Arquitectura en la ciudad mariana, a través de una llamativa exposición que se efectuó en la Plaza Ciro Trejo, en la que fotografió a personas diversas, todas oriundas de aquí con franelas alusivas a su solicitud.

Este interesante personaje cree fehacientemente que el artista debe mostrar lo que hace, “todo lo engavetado que puedes tener en tu casa es absurdo si nadie lo ve”. Y aunque no habla mucho, sí tiene mucho que expresar, por eso acude a la fotografía, porque como arte no necesita ningún tipo de explicación y el impacto es instantáneo.

“Sangre” como es conocido entre sus amigos, advierte que “Un buen fotógrafo es el que habla de si mismo retratando otras cosas”.Y se profesa además, admirador del trabajo del argentino Mario López, del controversial Spencer Tunik, del experimentado Nelson Garrido, del ojo inquieto de nuestro amigo Cheché Díaz Yugurí, y evoca una foto de Fiorino Paulini en la que se divisa a varias chicas en trajes de baño en las Cataratas de Hueque en la época de finales de los 60´s, “Yo por esa foto nada más lo admiro, él es piloto de aviones también, y lo admiro también porque ama a Coro, lo ama más que muchos.”

Posee muchas amigas, y ¿Cómo no ha de tenerlas? Si esgrime una teoría muy linda de nosotras. Él piensa que las mujeres nunca dejamos de ser niñas, porque al venir al mundo para sufrir, nos cubrimos en la inocencia de la niñez para poder sobrellevar la carga. Planea retratar a sus tías antes de que la vida se las quite, y sueña una colección de fotos de sus amigos (hombres) luciendo su chaqueta de cuero, pantuflas azules e interiores ovejita: “es como si todo el mundo tuviera algo de mi. Yo creo que de eso se trata, de que todo el mundo que te caiga bien tenga algo de ti. Tu también tienes algo de mi”.

4.- José Barroso

Más concepto que técnica y mucha “locura lúcida”

Al evocar mis días de adolescencia viene a mi mente la imagen de José sentado con sus lentecitos, libros en mano, tomando café en la añorada “Heladería Brudrimar”, mientras en conversaciones con otros artistas e intelectuales no dejaba de observar expectante lo que sucedía alrededor. Y pasado algún tiempo, lo veía con mayor frecuencia en las noches alebrestadas como cliente consentido del “Pub 1527”, como cómplice de mis fechorías con Rafael, o como homenajeado en algún acto cultural, incluyendo aquel performance protagonizado por nuestro querido Cheché.

Se le llena el pecho de nostalgia al recordar cómo en su infancia, motivado por su papá, siempre se maravillaba cuando al documentar los eventos familiares miraba las imágenes plasmadas en las fotos instantáneas de sus cámaras polaroid, las cuales colgaban siempre de su esbelto cuello. Pero no fue hasta los 90´s cuando el entusiasmo por la fotografía, y el trabajo en FotoArte de otros venezolanos y extranjeros lo llevó a participar en los talleres impartidos por el Sr. Fiorino Paulini. “Surgieron nombres importantísimos como Alexander Apóstol, Fran Beoufrand, como Nelson Garrido, que estaban haciendo fotografía que no era la típica venezolana de décadas pasadas, que era una fotografía documental” narra Barroso sobre su incursión en este arte, y agrega “comencé a crear estas escenas, no a cazarlas sino a construir el ambiente, la atmósfera y fotografiar.

Pero este oriundo de Mirimire, no solo se ha destacado en la fotografía, también es pintor, escritor, y se hace llamar un artista visual. Es licenciado en Educación Integral Mención Lengua, y Magíster en Literatura Mención Literatura Venezolana. Ha publicado varios libros entre los que se cuentan “De aguas” y “Pantera de Java”; en 2004 acarició el Premio Municipal de Poesía “Rafael José Álvarez” y recientemente obtuvo el primer lugar en el Concurso de Microcuentos del Diario Nuevo Día.

De su primera exposición “A Ras del Suelo” una individual que mostró en el Ateneo de Coro, cuenta que retratar más de 200 pies fue una experiencia super interesante porque le permitió concluir que el pudor comienza en los pies. Luego participó en el Salón de Arte Caribe, cuyo tópico era la tierra desde el punto de vista de la paleontología puesto que el homenajeado era José María Cruxent. En esta oportunidad realizó una serie de dos fotografías que acompañó de dos poemas, y con ellas se llevó el premio de fotografía, cosa que humildemente le animó a continuar.

Admite que tiene varias series sin mostrar, y por ejemplo menciona la serie “Carnal” realizada entre 2000 y 2002, inspirada en la obra de un vestido de carne, realizado por la escultora Jana Sterbak (tema polemizado últimamente por Lady Gaga) y que apenas ahorita se pueden disfrutar en la página www.fotomaton.com.ve. En relación al episodio en la última entrega de los Premios MTV´s José expone: “para que veas que el arte es cíclico, los artistas van tomando elementos de otros artistas para recrear y reinterpretar”.

Para este artista integral, que ve en la fotografía mas que un medio de subsistencia una forma de expresión artística, la belleza está en todo aquello que conmueve, y revela ante mi grabadora que admira el trabajo del venezolano Nelson Garrido, la americana Cindy Sherman y de Joel-Peter Witkin, quien maneja una estética de lo grotesco y lo terrorífico. Y confiesa que ya no se siente irreverente, “porque para ser irreverente hay que ser joven, ya que los jóvenes artistas no tienen nada que perder”.

Usa solo el photoshop para corregir luz y contraste y explica muy respetuoso de los entusiastas de este programa de adobe: “No me gusta esa intervención al sujeto, esa intervención por lograr ciertos efectos estéticos gratuitos, no. Pero hay gente que hace fotografía, y ha logrado intervenir planteando con esa intervención un discurso, eso es otra cosa.” Y sucumbe ante la relación artista-locura, infiriendo en primer lugar que para sobrevivir en un mundo como este hay que estar un poco demente. Y luego admite que la idea de la locura patológica, aquella en la que no se coordinan los pensamientos es una de las cosas que más produce temor en los humanos, sin embargo, en una amena tertulia me abrió los ojos, al exponer sobre la “locura lúcida” propia de los artistas: “ellos ven el mundo de manera distinta, y lo expresan de esa forma no solo en sus obras, sino en su estilo de vida. Sí es necesario para ser un artista tener ese toque de locura creadora, de locura lúcida”. También recalca la necesidad de obsesionarse de manera positiva con la imagen a la hora de fotografiar.

Por razones de los costos en la elaboración de las fotografías tradicionales y por la transición de tecnología de analógica a digital, se ausentó un tiempo de la dimensión mágica del lente y el obturador. Sin embargo se muestra entusiasta por la invitación que le hizo Rómulo Peña de mostrar sus fotos en Fotomatón, y ya aclara su vista para nuevas series y exhibiciones, mientras disfruta un montón impartiendo y compartiendo conocimiento en la cátedras de “Taller de Expresión Literaria” y “Literatura y Fotografía” de la Universidad Experimental Francisco de Miranda.

5.- Eduardo Sánchez-Redondo

El último mango

Eduardo es el hijo menor de una familia de fotógrafos, conocidos cariñosamente en Coro como los Mangos. Su padre, Gregorio Sánchez-Redondo, llegó de Madrid en los 50´s huyendo de los horrores de la postguerra, con la idea de recibir la ayuda durante un año de un tío que tenía en Punto Fijo, pero el destino puso en su camino a Sonia (su esposa, la mamá del manguito) y se quedó, transformándose en fotógrafo oficial de las celebraciones de la familia falconiana con el renombrado estudio “Foto Madrid”.

De 9 hermanos, 8 han sido fotógrafos en algún momento de sus vidas, incluyendo a Eduardo quien en un principio se negaba a la idea de realizar el oficio familiar porque tenía otros planes para su vida. Al graduarse como Bachiller se fue a la ciudad de los Crepúsculos a estudiar Ingeniería Electrónica en Computación en la Universidad Yacambú, “yo de pequeño siempre decía que la fotografía no era lo mío, que quería trabajar y vivir en otra cosa” comenta el Manguito, y de hecho lo logró porque se graduó y permaneció durante varios años en Barquisimeto diseñando, programando e implementando sistemas.

En 2008 se viene a Coro nuevamente, esta vez con el propósito de adecuar el negocio de su padre a la era digital, e instalar un sistema administrativo y hacerle el mantenimiento a los equipos que acababan de llegar a Foto Madrid. “Allí la fotografía me fue envolviendo, recuerdo que un día me compre una cámara Fuji S2 Pro, una réflex digital, y fue con la empecé a hacer la fotografía” relata este joven de 29 años quien se rindió a la fuerza genética gracias a su atracción por otra de sus pasiones, la computación.

De su padre no solo hereda el gusto por la fotografía también recibió genéticamente la afición por el fútbol. No sólo es hincha de la liga española, sino que fue fundador de la barra del Unión Atlético Falcón y se convirtió en un Corigans furibundo que seguía a su selección por toda Venezuela, y luego a la Vinotinto. En estos viajes como fanático conoció a otros fotógrafos, y así vuelve este arte/oficio a jugar un rol protagónico en otro de sus afectos, asiéndolo del título de “Fotógrafo Oficial” de la selección regional.

En la actualidad, Eduardo no sólo se especializa en fotografía deportiva, sino que la combina con el paisajismo y las fotos a bandas musicales on stage, y de paso, impulsado inicialmente por su hermano José Antonio, incursionó en el mundo de las bodas y demás eventos sociales, en el que encontró un nicho para expresarse como artista, “una cosa que caracterizó a mis hermanos es que han tomado la fotografía como el negocio de la familia, yo no, yo quiero ir más allá, quise que no fuera solo un trabajo sino una diversión”. Por eso aprovecha esos momentos tan importantes en la vida de las familias para encontrar el arte en las imágenes conmovedoras, propias de estos eventos.

Hace más de un año se separó del negocio familiar, con la venia de sus parientes, compró sus propios equipos de fotografía, iluminación y edición, y creó “35 milímetros” compañía que actualmente dirige junto a su inseparable Roxana, su novia, socia, asistente estrella, hábil luminita, quien lo defiende a capa y espada y no lo abandona jamás.

De ahí en adelante no ha dejado de trabajar y aprender. Ha realizado varios cursos y talleres organizados por AVECOFA, Domingo Cabrera, Luís Lipavsky, entre otros. También señala que admira el trabajo de muchos fotógrafos pero que su mayor influencia ha sido la de su papá, “de él adquirí muchos conocimientos, en un principio sin querer, pero no podía evitar escuchar sus conversaciones y verlo trabajar, al igual que mis hermanos, sobretodo José Gregorio.”

Detrás de su cresta punketa y de los piercings en las cejas, se esconde un hombre medio tímido, portador de una sonrisa cautivadora y de un timbre de voz fascinante con un acentito que transporta a Madrid. El Manguito es un chaval cariñoso, dulce como la miel, y aunque de entrada no es muy expresivo, cuando agarra una confiancita no para de hablar. De facto, su experiencia como fotógrafo de bodas, en las que ha tenido que intimar con tantas personas, le ha permitido romper un poco con la timidez y obtener vivencias únicas que jamás podrá olvidar.

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