Escalofriantemente ponzoñoso, he visto el rostro sublime del dolor,
que en un atardecer de nostalgia, se hace presente sin pudor.
Sol que se cuela entre las ramas atestiguando aquellos momentos sin amor, en los que se fabrican cicatrices y se atrofia la ilusión.
Juego de luces hipnótico, que maravillas de tanta conmoción, te miro y vuelvo a mirarte sin dejar de ver la otra imagen en cuestión.
Sacudes mis pensamientos, causando en mi cabeza gran explosión. Colores, sombras y desmanes propios de la falta de emoción.
Penetras con amargura los restos de mis heridas sin sol, mientras por dentro caminas errante al borde de una inevitable evasión.
Vuelvo a mirarte y sigo sin entender tal exposición. Casual, causal o procurada me desarmas y me alejas el mentón.
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