Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

viernes, 27 de julio de 2012

Quiérete Más!


Fotografía: Falcón Total

Aunque no me vio nacer, Santa Ana de Coro es mi ciudad.

Ya con algún tiempo trabajando en la mariana, mi madre, como buena maracucha, fue a parir sus hijos a la ciudad del Sol Amada, y empero de que todos mis cariños maternos están allá, nunca me sentí marabina, ni atraída en lo más mínimo a aquella ciudad en la que pernocté varios meses en unas pasantías, y que visito con frecuencia para encontrarme con el afecto de mi maravillosa y entrañable familia.

Por supuesto, los de Maracaibo también venían y siguen viniendo a Coro, a nuestro encuentro. Y en esa marea de ires y venires, durante un tiempo tuve que escuchar con molestia y dolor comentarios desdeñosos y prepotentes de un tío y sus hijos en relación a Coro, y su cualidad de ciudad pequeña, humilde y conservadora. "Es que esto es un pueblo, aquí no hay nada, le falta mucho para que pueda considerarse ciudad". Y aunque en ningún momento pensé en retirar mi aprecio a estos familiares, a quienes quiero un mundo, y con quienes conservo  una relación especial, sí recuerdo las agudas heridas que se abrían en mi alma cada vez que propinaban un comentario odioso.  Primero porque no tenía los argumentos para rebatir, ya es cierto que no tiene el urbanismo, las avenidas, los edificios, los grandes centros comerciales, las franquicias y tantas otras cosas que hay en las ciudades más pobladas del país. (luego ya de adulta entendí que no es mi culpa la falta de malls, y que ese precisamente sea uno de nuestros encantos, depende de cómo se mire el cristal); y segundo, porque el desdén me ofendía a mi como coriana por convicción, que más que sentirse ciudadana, se sabe embajadora, se sabe ciudad.

Lamentablemente, nunca pudieron entender el encanto que yace en las ciudades pequeñas, donde todos cohabitamos como en una fraterna vecindad; en la que la inseguridad es una novedad, puesto que hace años uno jugaba en la cuadra tranquilamente hasta la noche con sus vecinos, lo mismo hijos de quienes se piensan aristocráticos que descendientes de humildes hogares; una ciudad que se asombra ante la astucia y que camina despacio; que habla cantadito y sonriente, y no está pendiente de ser más ostentosa que las demás; una ciudad que celebra la vida y la dicha de recibir la visita de los demás; una ciudad feliz y orgullosa del pasado, y que tal vez por eso no sepa como mirar más allá.

Sí, los maracuchos y los centrales son muy pilas, y rápidos de mente; muy amplios de criterio, actualizados y ostentosos; son muy regionalistas y orgullosos. Bien por ellos. Nosotros somos cordiales, hospitalarios y confiados; somos nobles de sentimientos, solidarios, apegados a nuestras raíces, firmes y obstinados a la hora de tomar una decisión. No hay mejores ni peores gentilicios, somos diferentes, es todo, porque así lo quiso Dios.

Y reflexionando sobre aquella frase acuñada por el profesor Tito Guerra: "A Coro le hace falta gente que la quiera", yo, sin ánimos de irrespetar el legado del cronista de nuestra ciudad, cambiaría una palabra a la oración y la reescribiría así: "A CORO LE HACE FALTA GENTE QUE SE QUIERA". Ya es el momento de que entendamos, todos los que vivimos en la ciudad, que aunque bajo la administración de otras personas, escogidas por nosotros, TODOS SOMOS LA CIUDAD.

Yo soy Coro, así como la viejita que nunca ha salido de aquí. Yo soy Coro, así como los que han venido de otras ciudades y de otros países a forjar con esfuerzo su destino. Yo soy Coro, así como el estudiante que vino a formarse aquí. Yo soy Coro, y tu también. Por eso cuando veo sus calles sucias, repletas de basura y bolsas plásticas, me siento sucia y fea yo. Cuando veo que la inseguridad nos está robando las conversas en los porches y la tranquilidad, me siento ultrajada yo. Y cuando veo las vías interrumpidas con los baches y huecos, me siento incompleta yo.

No veo a Santa Ana de Coro como el territorio donde vivo, sino como un ser con vida que es parte esencial de la mía. Y así como yo, otras tantas personas que llevan el gentilicio con orgullo, y en su rol de protagonista de la historia se toman la molestia de aportar, así sea en pequeñas dosis, al desarrollo y crecimiento de nuestra encantadora ciudad.

Y en la medida en la que más gente se sepa parte activa e importante de la mariana, en esa medida estará limpia y ordenada nuestra ciudad, porque a todo aquel que camine por la Manaure le dolerán las costillas y se agachará a recoger un papel, o por lo menos no botará basura. En esa misma medida seremos más exigentes con nuestros líderes gubernamentales, puesto que estaremos en la capacidad de ofrecer solución y no ser parte del problema. Y en esa misma porción crecerá y mejorará la ciudad, porque todos como individuos queremos crecer y vivir mejor.

Tu eres Coro, que no se te olvide jamás. No veas el afecto por la ciudad como una materia obligatoria del colegio, o como algo ajeno que no te incumbe. Siéntete familia, amiga, novio, amante y responsable de las cosas que aquí suceden. No te abandones a la queja fatua y vacía, más bien piensa qué puedes hacer hoy para que esta sea la ciudad en la que realmente deseas vivir. Quiérete más.






1 comentario:

  1. ESte post lo debí publicar ayer, el propio día del Cumpleaño de Coro, pero como el internet falló, la publicación también!!! Sorry, me disculpo!

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