Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

domingo, 5 de junio de 2011

Las Madres, guardianas del equilibrio

Fotografía: Cheché Díaz Yugurí


Saliendo del gimnasio sudada y cansada, dispuesta a emprender mi marcha camino a la radio, una de mis compañeras de faena aeróbica y antigua compañera de clase en el colegio hablaba con otras sudorosas féminas y lo único que alcancé a escuchar: "es que ya yo tengo 3 hijos, ya las madres no podemos luchar por la justicia" . . . esa frase me causó ruido en la cabeza, era como un chasquido chillante y agudo, de esos que producen "dentera". Cinco minutos más tarde me la encuentro bajando las escaleras y aprovecho el momento y la intimidad para decirle de forma solemne: "No digas que ya tu no luchas por la justicia, estás criando a 3 futuros ciudadanos, lo que ellos aporten a la patria y al planeta dependerá en gran parte de ti". Luego de esto, su mirada se petrificó, sus mejillas se sonrojaron y como en combustión espontánea de sus labio resecos surgió una sonrisa brillante seguida de un abrazo feliz.



En la actualidad las mujeres nos hemos enfocado en resaltar en otras lides para demostrarle a los hombres que somos capaces de todo, como sí ellos ya no lo supieran. Y ahora es algo exótico y novedoso el hecho de que aun haya mujeres que no tengan en la mente otra meta que la de casarse con un buen hombre para procrear. ¡Gracias a Dios que aun existen mujeres así!



El papel de las madres es fundamental para la subsistencia de la especie y mantener el balance de las fuerzas en el universo. Básicamente las diferencias entre la escala de valores de un ser humano y otro, radica en la presencia de una mamá equilibrada y responsable. Que sí es cierto que el que es maluco nace así y ni que lo fajen chiquito, pero esas son rarezas, a veces somos muy buenos pero criados en un ambiente hostil y sin valores no es mucho lo que podremos hacer.



Es la madre la que tiene en sus manos hacernos hijos de bien, seguros de nosotros mismos, libres de complejos y de odios hacia el mundo y los demás. Cuán importante es que las mujeres solas o acompañadas una vez que han emprendido esta maravillosa aventura, en la que yo todavía no he podido zarpar, se sientan conscientes del paso a dar, y lo hagan con la mayor entereza y coraje, porque el camino por recorrer no es fácil y requiere casi de una absoluta dedicación.



Asi vemos mujeres, que siendo madres y padres, sostén de hogar, y ejemplo de dignidad, no abandonan su estandarte de aparato eficiente portador y receptor de amor. Y es aqui donde quiero hacer incapié, en el balance. Sin dejar de ser mujeres que aman a sus hombres, es decir, que siempre están bonitas, arregladitas y de buen humor, salen a trabajar todos los días, a hacer las compras, a buscar a las criaturas al cole, a ejercitarse un poco en las mañanas, a preparar comidas deliciosas para nutrir a sus familias, y aun así asumir el papel de moldeadora del caracter de los futuros mandatarios de las naciones.



No ha de ser tarea fácil encontrar la medida justa entre disciplina y afecto, para enseñarles a nuestros hijos que no siempre se puede ganar, y que aun así siempre hay que dar lo mejor de sí; que debemos respetar a los demás, aun cuando cada vez somos menos respetados; que somos maravillosos siendo nosotros, pero habrá gente a la que no le parezcamos tan genial; que debemos ser buenos aunque parezca que a los malos les va mejor; y que siempre el camino difícil será el mejor.



Siempre agradezco a mi madre por estar allí en todo momento, por multiplicarse en mil y dedicarnos atención exclusiva a mi y a mis hermanos. Así agradezco en nombre del mundo a todas las mujeres que abrazan a sus hijos y les dicen cuánto los aman, y a aquellas que reprenden en el momento oportuno, y que les enseñan a defenderse de los complejos de los demás. Agradezco en el fondo de mi corazón, a las mamás que con el dolor de sus almas no vuelven a sus hijos toñecos y no los complecen en todo, aun pudiendo.



Aplaudo de pie a las madres, (y que me perdonen los padres que también cumplen un rol fundamental en la sociedad y cada vez son mejores padres, pero es que Venezuela es un matriarcado, el país de las mujeres divorciadas, de las profesionales emprendedoras, y de las madres solteras) que hablan clarito y raspado con sus hijos, que los enseñan a ser seguros de si mismos y que promueven con el ejemplo la práctica de buenas acciones libres de malicia y de perjuicio a los demás.



Chiflo y lanzo cohetes al ver a aquellas madres que aun cumpliendo su rol de orientadora en un nuevo mundo advierten en sus hijos condiciones especiales, y las celebran. Grito y brinco mil veces por aquellas mujeres que emprenden batallas para mejorar las circunstancias de sus hijos y de los otros en situación similar.



Me quito el sombrero ante aquellas mujeres que saben que ya no son solo las mujeres que eran antes, sino que divisan con gallardía que: de la atención que presten al cuidado de sus hijos éstos serán buenos ciudadanos o no. Porque para nadie es un secreto que una persona que haya crecido en un ambiente confortable, no estamos hablando de suntuosidades o lujos, rodeado de amor y cariño, crecerá más acertivo y abierto a la vida en sociedad, libre de complejos, y por ende dispuesto a ayudar más que a dominar, y en el peor de los casos a hacer el mal.



Se sabe que mucha gente halla en el sufrimiento de los demás alivio superfluo a su propio dolor porque le hace sentir igual. Porque a la final, eso es lo que se busca por naturaleza cuando se vive en sociedad: ser igual, o por lo menos sentirse igual. Entonces en la medida en la que los individuos sean felices por decisión, se sientan capaces de lograr cualquier meta, y se sepan importantes y queridos para los demás sin importar estrato social, holgura económica, nivel intelectual, gustos o inclinaciones, credos o filosofías, en esa medida la sociedad será una red de personas sanas pendientes de la mejora de sus condiciones como colectivo.



Hay fuerzas del mal, fuerzas de bien, y dos millones de puntos intermedios, pero son las madres las que proporcionan las armas para protegernos en este intrincado paraje, y las que con sus enseñanzas y esas altas dosis de amor y disciplina, las que nos harán capaces de tomar de la forma más respetuosa y considerada nuestras decisiones en el día a día.



Así que si tu crees que ya tu vida mermó porque estás en casa ocupada con los muchachos, déjame decirte que estas pelada, ahora es cuando comienza la rumba y el rock and roll; una deliciosa y acusiosa carrera de obstáculos que pondrá a prueba todas tus capacidades físicas, psíquicas y emocionales. En tus manos opera el equilibrio de las fuerzas en el universo, no lo olvides jamás.





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