jueves, 7 de junio de 2012
El Placer de Sufrir
Texto: Marcelo Heredia @marcelo_heredia
Y ¿Qué es el fútbol? y ¿qué es la pasión? Ambos podrían definirse en conjunto, funcionar como sinónimos, esos mismos que salen naturales de la boca de cualquier persona sin buscarle razonamiento alguno.
Y es que el corazón actúa así. Se vuelca a las emociones, para ser correspondido y buscar su sentido. Quizás, las respuestas sean en muchas alternativas, pero al menos algunos la consiguieron, sin percatarse, el 2 de Junio en la Tribuna América del estadio Centenario de Montevideo (Uruguay).
Y es que: ¿En qué “cerebro sensato” un Venezolano expulsa de su bolsillo la pequeña “riqueza” cosechada durante meses, para regalarse noventa minutos de sufrimiento, cantos y cansancio? ¿Quién, (pero quién) actúa consciente de que el resultado de un sacrificio dejará más deudas que beneficios? ¿Quien se libera ligero de sus esfuerzos laborales para volver a casa sin la pieza vital para un alimento, un paseo con los amigos, o un gasto particular de esos que distraen en días sin respuestas?
Es así, la respuesta estaba en el Centenario. Y es que Junio fue testigo de cómo el imponente recinto con aroma a los años treinta (en dicho feudo se celebró el primer mundial de fútbol FIFA), recibía el eco de los gritos patrióticos, que se entremezclaban con el silencio uruguayo, justamente de gargantas venezolanas, de esos que nacieron en tierra de Bolívar, que sin importar cualquier sufrimiento, cumplieron con ese corazón tan extraño, que ante la calma, prefiere la incertidumbre, la búsqueda de algo desconocido, del latido constante.
Se decía y hablaba en las calles, del “Gran Salomón”. Encajó perfecto ese día para saciar las emociones y ansiedades de mil almas, que brincaron cielos, aguantaron climas ajenos, cruzaron charcos, todo por un placer sin calma, ese que proporciona el fútbol, ese que arrebata la más colérica y desmedida pasión. Sí, esa pasión extasiante que genera la “vinotinto”, el placer de transigir por los símbolos, el placer de sufrir.
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