Momento de Transiciones

Fotografía: pintaloderojo.blogspot.com

Mientras transcribo pensamientos de otros, mi pluma inquieta despierta un poquito de su letargo. Se vienen ideas, y más que eso un sentimiento, que necesita ser condensado.

Si bien es una certeza que lo único constante es el cambio, el movimiento y la evolución, porque quien no se mueve está muerto, surgen de estos constantes procesos, esos momentos extradimensionales que nos sacuden sin gravedad y nos someten a otras velocidades, tal vez inadvertidamente huracanadas.

Son como los espacios en blanco entre palabras. Un descanso antes de comenzar una nueva carrera. Esa etapa previa de preparación, o como lo diríamos en mi trabajo, la etapa de preproducción. Esa en la que con guión ya en mano, nos disponemos a buscar los elementos necesarios para poner en marcha la producción: recursos, elenco, vestuario, utilería, equipos, luminaria, locaciones, permisos, extras, el dinero, y pare usted de contar los detalles por ajustar.  

Es en este momento de muchas expectativas, en el que se desatan incontrolables muchas angustias porque nosotros tenemos fecha tope, pero el resto de la humanidad ni se ha enterado, y por lo tanto baila a su ritmo. Se trata de esos estadios en los que aun no hemos descansado del baile anterior, cuando ya tenemos que buscar pareja, o compañeros para montar una coreografía.

Es natural, que una vez hayas tomado una decisión importante en tu vida, que implique un cambio radical de tu rutina y cotidianidad, que el universo se agite un poquito para alinear las piezas y presentarte las fichas que puedan servirte; también es natural que aparezcan las fichas que tu querías de juegos anteriores a tentarte para sacarte del camino; como también es probable que sientas miedo, y hasta empieces un nervioso autosabotaje.

Y por si fuera poco, estás en llano queriendo subir una montaña, y al mirar hacia arriba la ves grandota, con un pináculo inalcanzable, y neblinas, y desniveles, y picos encumbrados, y barrancos y acantilados. Toda una calamidad. Y nos ponemos irritables, emotivos, malhumorados y apesadumbrados, como si ya estuviésemos cansados de un paseo que no ha comenzado. Pues, ¿sabes qué? Es hora de quitarle drama y cambiarse el chip.

A lo hecho pecho. Si ya decidiste recorrer un camino, pues echa palante. Con mapa, plan estratégico en mano y buscando los artículos que necesites, teniendo en claro que NADIE TE OBLIGA A HACER NADA, lo que nos dice dos cosas: 1.- No se trata de una meta impuesta, la has tomado tu porque seguramente quieres obtener unos resultados diferentes a los que estás obteniendo, y en tal caso, 2.- Solo muy pocas cosas son irreversibles, así que si antes de dar el primer paso no estás convencido del todo, te puedes aguantar, o puedes echar para atrás para tomar otro sendero.

Lo importante del caso, es sonreírle al reto que nosotros mismos nos estamos planteando, y decirle a ese ser limitante que aparece justo en momentos así: "!YO SI PUEDO, YO LO VOY A LOGRAR!". Estos momentos de transición, en los que nos bajamos del avión para buscar una nueva puerta de embarque, son los  que más requieren de nuestra atención y enfoque porque es muy fácil perder el norte cuando aún no hemos agarrado carril; y de respirar profundo y mantener la calma porque justo antes de que la ola revienta, recoge de la orilla y hace una centrífuga interna que parece eterna mientras está uno allí.

Respira profundo, quítale drama, enfócate, aguanta la presión y anímate porque lo que viene es un nuevo comienzo, y con él nuevas oportunidades y bendiciones.