Fotografía: Joel Zimmer vía Tumblr.com
El universo danza perennemente al ritmo melodioso de una canción que comienza calma y enamorada como un blues y que "in crescendo" acelera su ritmo hasta volverse
un mainstream rock and roll.
Con tanto baile, gracia y movimiento, podemos entender que en esta vida todo se mueve
haciéndose constante el avance y la evolución.
Y al prestar atención al coro de esta tierna y romántica canción,
caemos en cuenta de que todo se mueve para adelante o para atrás,
pero siempre hay movimiento.
En esta sinfonía etérea universal las olas se reinventan a cada instante,
y los árboles en primavera comienzan a florecer;
la luna tan coqueta cambia cuatro veces de traje en un mes
y las heridas que duelen después se regeneran dejando a lo sumo una marca en la piel.
Y que alegría saber que bailamos con la vida llenos de emoción,
pero a veces perdemos el ritmo y se nos estanca la energía
causando así confusión y a veces profunda conmoción.
Caemos en la rutina vestidos de autómatas,
nos apegamos a cosas y situaciones,
y nos atiborramos de cosas que al dejar de ser útiles se convierten en pasado,
llenándonos la carretilla de pesada carga energética
que nos aletargan, someten, detienen y hasta mutilan.
Levanto la mano ahorita, para hacer una sugerencia
que en búsqueda de expansión cambiemos el hábito de coleccionar
peroles viejos que nos anclan parte del espíritu a episodios del pasado,
por el de abrir espacio en nuestras casas, cuartos y closets
a los símbolos de nuevos momentos y de un presente colorido
siempre sonriente con olor a mejor.
Sigamos el propio ejemplo que nos da la Pacha Mama,
que deshoja las ramas para luego vestirlas con más fulgor.
Sigamos el curso natural de la vida,
ese que nos hace bailar un twist y el rock and roll,
y sacudamos las ataduras con esos momentos de dolor
que en un pasado minaron nuestro corazón.
Que no hay que ser ingratos con lo que hemos vivido
es una realidad,
pero tampoco demos la espalda al presente
pensando que mirando hacia atrás está todo mejor.
Abramos el pecho, los ojos y el entendimiento
a estos nuevos seres que amanecen cada día
y que de hermosos capullos
brotamos todos los días al vernos frente al espejo.
No esperes que haga viento para oír el canto,
entónalo tú con tu voz,
y saca de tu vida esos trastes, artilugios, recuerdos y creencias
que ya en tu escenario no cumplen función.
Abre las cortinas y deja que entre la luz,
sacude, limpia
y abre espacio,
siempre lo que viene es mejor.
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