Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

domingo, 23 de junio de 2013

EL REINO DE LAS EMOCIONES


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En el reino de las emociones habitan duendes y ruiseñores, y se esconden asertivos guardianes vestidos de harapos que los hacen al hombre mal apreciados.

Cantan sirenas afables con el corazón de fieros leones, y suenan los cueros de aleccionadores tambores; suspiran los vientos del norte y resoplan traviesos los helados vientos del sur.

En el reino de las emociones nos invitan los príncipes y las princesas a habitar en certeros umbrales de intuición, para sacarle punta a la lanza de nuestras potencialidades, pero siempre decimos que NO.

Contenemos las ganas de llorar, o de contarle un suceso a quien nos rodea, por creencias relacionadas a nuestra propia falta de valor. Y esas incontenibles ganas de sonreír y bailar de alegría, por miedo a ser señalados, se vuelven una escueta sonrisa.

Y en busca de un mejor manejo del tiempo, queriendo ser efectivos y desapegados, tendemos a volvernos androides con sangre, que circula entre neuronas pero nunca pasa por el corazón. Y cuánto poder se esconde en el caliente foso volcánico de nuestro corazón.

Revisando entre varios escritos y recordando sabias palabras, esas que enuncian y recomiendan vivir centrados en el corazón, me encuentro con verdades que traslucen que es más inteligente dejar la guerra con las emociones y mudarse del inhóspito desierto de la represión, la negación, el juicio y la desvalorización al liberador palacio de las emociones, ese que en medio del reino, no tiene paredes ni muros de contención.

Y para aclarar más el mensaje, paso de la poesía a la prosa para citar a Ari Shemoth: "Las emociones no son tus enemigos, ni son negativas como te han dicho. Ellas son tus aliadas. No son las villanas del cuento. Las han difamado inconscientemente durante largo tiempo. Ellas tan solo te avisan cuando algo está comprometiendo tu equilibrio energético que es fundamental para preservar la vida. Las emociones son la piel de tu cuerpo energético. El rol que ellas desempeñan tiene que ver con el de protección y supervivencia."


Y es que no tiene nada de malo, sentir en algún momento: ira, miedo y tristeza, si ellos te llevan a un cambio de situación, a un movimiento, un aprendizaje, una evolución. 

No tiene nada de malo SENTIR ilusión o esperanza, porque ellas nos inspiran, nos impulsan hacia un ser mejor. Así que lejos de ser malos conciudadanos, las emociones deben ser valoradas y estimadas, para que puedan cumplir con propiedad su papel.

Y entendamos que las emociones son generadas como respuesta ante los hechos y varían de acuerdo a nuestra estructura de CREENCIAS, y es aquí donde podemos, si nos provoca, parar a pensar un rato para comprender que respecto de ellas, si tenemos mucho que hacer (en el caso de buscar un mejor resultado).

Las emociones bien podrían considerarse como la piel de nuestro cuerpo energético. Haciendo una comparación con el sistema nervioso que protege a nuestro cuerpo físico a través de la piel. Así que en vez de cerrarles el paso, prestemos más atención a su mensaje, y si nos pareciera que hablan en otra lengua, con respirar profundo y preguntar hacia adentro -- ¿Qué está tratando de enseñarme esta situación? -- habremos subido un peldaño.

Con lo que sí debemos estar alerta, porque se cuela y se disfraza agazapado para hacernos sufrir, es con el DRAMA, ¡oh! angustiosa daga que enmugrece  con negra ponzoña nuestro camino a la proactividad. 

Cuánto limita el drama cuando le damos la bienvenida. De forma advenediza nos echa tierra en la cara para nublarnos la visión y clavarnos los pies al piso, para que nos quedemos allí, obstruidos y obstruyendo el paso de los demás, transformándonos en almas grises, penosas y quejumbrosas . . . y así alejarnos de nuestra verdadera esencia que es la luz, el movimiento y la acción.

En el reino de las emociones el monarca soy yo, también eres tu, porque a la final nosotros somos lo que hay en cada corazón. Por mucho que nos ocultemos, que nos contengamos, que nos neguemos, que nos critiquemos . . . somos lo que creemos, y por ende lo que creamos.

Brillan los adoquines, como el camino amarillo del Mago de OZ, y seducen el rojo, el naranja y el magenta de inmensos tulipanes; y se despoja uno de los uniformes para lucir orgullosos la armoniosa desnudez de la honestidad.

En el reino de las emociones habitan seres vivientes, en busca de sus metas y de un ser superior, con un corazón calentito que bombea, que se expande, que transpira, que sufre, que aprende, que crece, que avanza y cumple su función.

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