Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

domingo, 2 de junio de 2013

EL BAÚL DE LAS PROMESAS ROTAS


Fotografía: Cheché Díaz Yugurí

¿Qué pensará la luna cuando el sol se le esconde todos los días?
¿Será que no se cansa?
¿Será que no se piensa un día quedarse en casa y no salir?

¿Qué pensará el turpialito cuando hay sequía?
¿Será que ese día no vuela porque le da flojera ya que no hay de comer?

¿Qué pensarán los campos y los verdes esteros cuando Dios les ha llorado encima?
¿Será que ese día deciden más nunca florecer?

Y si la sangre solo deja de circular cuando el corazón se detiene . . .
¿Porqué, estando vivos, a veces nos encontramos inertes esperando un milagro
o la llegada de Rambo para que el asunto nos ayude a resolver?

Sería interesante sacar la cuenta de las veces que nos hemos debilitado hablando,
pensando y diciendo lo que haremos o des haremos . . .
y solo llegar hasta allí.

Y más extremo el ejercicio
si nos proponemos abrir aquel empolvado baúl que guarda con recelo
el bojote apilado de promesas rotas, 
aquellas que nos torturan la psiquis porque permanecen heridas sin cumplir.

Si hay algo que tiene poder y nos enaltece es la palabra,
y como ya de eso hemos disertado bastante,
sólo me enfocaré en ensalzar las bondades de cumplir
las promesas y mover el cuerpecito:
de la confortable calma de la retórica a la sudorosa bicicleta de la acción.

Al cumplir nuestras promesas nos hacemos más humanos y humildes
porque damos por entendido que no somos infalibles
y que hay acciones que para nosotros implican un reto.

Cuando ofreces tu palabra con la firme intención de cumplir lo que profesas,
tu mente se aclara y se enfoca en aquello que quieres lograr . . .
es entonces cuando la promesa se vuelve una meta . . .
una meta que te hace crecer y avanzar.

Y cuánto se ensancha el pecho, cuando se inunda de orgullo y satisfacción,
de saber que has cumplido y que eres capaz de lograr.
Esto te dice a ti que eres grande y valioso,
y de aquí, tu actitud se lo dirá a los demás.

Y sí, las palabras son sonidos, que a los segundos dejan de existir.
Haciendo el camino fácil para quienes de las responsabilidades se quieran escabullir.
Sería interesante abrir con firmeza en la consciencia 
ese baúl polvoriento y reseco,
para sentir un pinchazo en el pecho del amargo sabor del desaliento,
de la angustiosa y confusa pérdida de autoconfianza 
y del cansancio perezoso que nos ha quitado valor.

Se siente feo, ¿verdad?

Y como el guarapo a todo le busca remedio,
en aras de claridad y mayor efectividad
te prescribimos altas dosis de aquel desmeritado valor que se llama HONESTIDAD.
Comenzando frente al espejo, asumiendo de forma objetiva
tus limitaciones y toda tu capacidad,
para que te propongas desapegarte de la aprobación de los demás, 
si eliges no forjar un compromiso . . .
. . . que no pasa nada, si con sinceridad le dices a tus panas que no estás en condición
de realizar determinada tarea, o que no puedes ir esta vez a la playa.

Por eso: no digas que vas a ir, cuando realmente no te provocó;
o que llamarás a alguien, cuando no lo quieres hacer;
no prometas que serás siempre su amigo, si tu no sabes lo que más adelante pueda suceder;
y no adquieras deudas que no sabes si puedas pagar.

Te ganas más respeto y prestigio, cuando solo realizas
las promesas que estás realmente dispuesto a cumplir.
Le das más valor a estas promesas,
cuando las plasmas por escrito, diciéndote a ti mismo que es un documento
con  implicaciones de gran escala, hasta de índole legal.
Y te haces mejor persona, más integrado con el universo
cuando con la sabiduría del alquimista conviertes tus palabras en acciones,
intrínsecas y cotidianas como: la función nocturna de la luna,
el reverdecer los campos y los esteros,
y el vuelo alegre de un turpial.

Ve sacando las promesas, de ese cofre putrefacto,
y bailando a tu propio ritmo, ve cumpliendo esos contratos.
Sopla, desempolva con esmero, y te darás cuenta de que no es tan difícil proeza.
Hasta pueda sorprenderte recordar lo inseguro que eras cuando hiciste esa promesa.
Y si de renegociar se trata, tal vez replanteando el compromiso y dividiéndolo en cuotas
puedas tener mejor certeza de un fiel cumplimiento.

Sacarle peso a la carretilla, 
se ha vuelto premisa de estos guarapos . . .
. . . así que quítale eslabones a la cadena de tus deudas, 
y acumula puntos de confianza al cumplir;
para que puedas ir ligerito y más dispuesto
a celebrar las metas y los logros,
y a encontrar alivio en el que tú elegiste
tu estado perenne de felicidad.
Sólo tu eliges tu nivel de compromiso,
y lo mejor . . .
es que lo puedes  hacer AHORA.






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