Tantos libros se han escrito, y tantos seminarios se han impartidos sobre este tema; tantas conversaciones se han hecho y tantas neuronas se han gastado buscando atinar con la repuesta a la interrogante que persigue saber cuál es la diferencia entre las personas que tienen éxito y las que se sienten mediocres. Entendiendo en primer lugar como éxito la salida feliz de una situación, la consecución de las metas propuestas y la buena aceptación que uno mismo tenga de su vida.
Haciendo el ejercicio de la reflexión y poniendo más en contexto la interrogante, es fácil llegar a la respuesta. No es lo mismo, por ejemplo, levantarse con las ganas de fundar una empresa exitosa, que proponerse como meta la creación de una unidad de negocio luego de investigar, y de tener a mano el análisis de la situación y el riesgo de la inversión, con la entereza de realizar un paso a la vez sabiendo que aunque no será fácil es posible si se tiene la voluntad.
No es lo mismo querer ser rico y famoso, que enfocarse en las metas cuya consecuencia sea la estabilidad financiera acompañada de plenitud y bienestar, elaborando plan de acción diario y saliendo a la calle a cumplir con las tareas requeridas para cumplir esas metas. Salir a la calle a transformar esas ideas o anhelos en acciones orientadas hacia un objetivo, requiere de algo que pocos conocen y que se llama VOLUNTAD.
El diccionario la define como: “Facultad de decidir y ordenar la propia conducta . . . Intención, ánimo o resolución de hacer algo . . . Elección hecha por el propio dictamen o gusto, sin atención a otro respeto o reparo”. Y oso a decir que es conocida por pocos esta palabra, porque tal vez haya quién sí sepa de ella solo que no sabe que se llama así.
A veces transitamos por esta vida tomando de ella lo que nos produce gozo en esas cuatro paredes que hemos construido para hacer de nuestra vida lo que estaba programada a ser, por dictamen social o familiar sin un examen concienzudo a tiempo sobre la responsabilidad que cada quien tiene consigo mismo de hacer de su tiempo en este plano un compilado de eventos y triunfos alcanzados desde la verdadera esencia del ser.
Frecuentemente suspiramos con la nostalgia del que siempre quiso algo que tienen los demás y no sabía que también podía “esa cosa” alcanzar. Y frente al televisor nos inquietamos soñando con esos estilos de vida fabulosos de los ricos y famosos, conformándonos con lo que poseemos, sin tener la conciencia de que sí algo queremos, con mucho o poco esfuerzo ese “algo” lo podemos tener. Solo debemos quererlo realmente, con ardiente deseo y pasión, porque el camino a hacer realidad nuestros anhelos es encumbrado, sudoroso, competido y mucha veces solitario.
Solo con VOLUNTAD seremos firmes ante las adversidades que se atravesarán en el camino, y emprenderemos gustosos cada mañana la jornada; solo con VOLUNTAD haremos pequeñas las montañas y colosales nuestras potencialidades; solo con VOLUNTAD se caen las murallas que pensábamos nos limitaban y se tiene la visión en un solo lugar; solo con VOLUNTAD tendremos la entereza de enfrentar nuestros temores y de no caer ante la tentación de desistir.
Por eso mi respeto y total admiración, porque es la VOLUNTAD el verdadero tesoro, aquel ingrediente secreto que hace del débil un gigante, y que convierte en hechos aquellos sueños etéreos. Es la Voluntad la que nos hace grande en los momentos de desconcierto, y nos invita a retomar la marcha aun cuando la carga sea de una tonelada. Somos del tamaño de nuestros retos, y es la VOLUNTAD la fuerza que nos impulsa a crecer.
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