Un nuevo capítulo

Fotografía: Cheché Díaz Yugurí

Han transcurrido los días y el 2010 se desvaneció en mis despertares desvariados, como el agua entre las manos, y aun me parece que estoy en abril, cuando los tweets me conmovían y en mi mente pululaba la idea de hacer este blog. Hoy 6 de enero de 2011 ya no soy la misma persona, por mucho que me lo proponga.

El primer trimestre del año pasado la inestabilidad reinaba en mi vida, y los días se me pasaban ausentes sin saber cómo contruir un mañana, solo la música y los #guaraposparaelalma me acompañaban, en ese extraño limbo en el que sin tristezas estaba sumida; Viviendo como papagayo sin cola, atesorando cada momento y los instantes precisos que me obsequiaba la providencia, pero como observando desde lejos la claridad que quería tener.

El segundo trimestre me agarró enguayabada, limpiando los desastres que un egoísta intruso había dejado en los confines más remotos de mi corazón. Reciclando amistades, y encendiendo nuevas mechas de pasión, se hilvanaban mis horas con unas ganas locas de repartir amor. Y así empecé en Mayo a hacerme caso y a cerrar ciclos para darle paso a una nueva Arianny, que resurgía de las cenizas, llena de fuerzas renovadas y con agites en las copas de mis lides en el ámbito social, y todo, gracias a este blog.

Llegó el tercer trimestre con un plan fallido de cambio de vida y unos cuantos infortunios que me golpearon el espíritu de a raticos, entre esos el hurto de mi cámara que también me motivó a replantearme mi método de trabajo y acelerar el ritmo de mis propósitos; mientras de mis tardes de nostalgia emanaban letras que se hacían escritos y entradas para este blog. Momentos incómodos, decepciones e inseguridad dejaron múltiples enseñanzas y una de ellas fue que solo tenemos el control de nuestros actos, no se le puede imponer nada a la vida porque a la vuelta ésta se revela y te revienta la boca de una bofetada. Aprendí que es mejor soltar la rienda un poco y relajarse para recibir las cosas más convenientes.

Con el pensamiento plagado de ideas y el pecho lleno de sueños me cayó encima el último semestre del 2010, con todos los fines de semana ocupados por el trabajo, con mayor claridad de pensamiento, con nuevos integrantes en el elenco de mi vida y con mucho reconocimiento público de mi esfuerzo, lo que se tradujo en nuevas oportunidades y planes para desarrollar. Y es meritorio mencionar que el último mes comenzó sobresaltado con un nuevo despojo de mis posesiones, un proyecto que está ya a punto de cristalizar, con nuevos saltos en mi válvula mitral, más contacto con el arte y más firmeza en mis propósitos y decretos. Y obtuve como desenlace el rescate de viejas amistades, noches de alegría y una fuerte dosis del amor de mi familia.

Con tantas variables es fácil olvidar las constantes, sin embargo he aprendido a estar alerta y observar como espectador las escenas y la trama en general de mi existencia, así he podido conscientizar que realmente nunca me he ido de aquí, solo tenía que estar lejos, y en otras aguas, para valorar lo que realmente me nutre y lo importante que es estar donde se te quiere y se te precisa de verdad. Como constante durante este año, tuve el motor de mi caballo de Troya, mi familia; mi remanso de paz, Adícora y la tribu del kite; y el apoyo de mis columnas laborales, mi superfantabuloso equipo de trabajo.

Haciendo inventario, no contaré las cosas que perdí (porque a fin de cuenta son objetos inanimados que cumplen una función en nuestra vida) pero sí contabilizo un saldo a favor con María Valentina, mi nueva sobrina nacida al ritmo del Waka Waka, apasionantes relaciones maestras, y la satisfacción de haberme comprado una nueva cámara con mi esfuerzo y haber repuesto aquella cartera que me robaron, por una más bonita, con un relleno de mucha mejor calidad.

Ahora miro de frente hacia el 2011, como un nuevo capítulo que comienza desde ahora mismo con el próximo estreno de "Sin Desperdicio" el programa de radio con el que había soñado, pero aún mejor, porque se estrena en la radio en la que siempre quise trabajar con un personaje como el que siempre había anhelado compartir escena. Me planto frente a los próximas 360 días con la entereza que me han dado los años para defender mi estilo de vida y los sueños por los que quiero luchar. Este capítulo he decidido escribirlo en letras mayúsculas con tinta de muchos colores, con mis propias ilustraciones y muchas ganas de compartir; en hojas verdes de esperanza, en libreta ecológica hecha a mano y con papel reciclado, y con páginas grandotas para que quepa todo lo que quiero escribir.

Gracias por leerme y ser cómplices y testigos de mi ir y venir. Feliz 2011.