Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

lunes, 18 de octubre de 2010

El Catire del Norte

Fotografía: Reni Arias

Yacía plácida en mi cama de estrellas
disfrutando un domingo en soledad
cuando muy temprano en la mañana
llegó azotando puertas y ventanas, mientras por la ventana yo divisaba
a las ramas altas de los árboles bailando rock ´n roll.

Me quedé tranquilita, como si no me perturbara su llegada,
hecha la dormida seguía tumbada mientras le escuchaba entrar.
Con ese olor de transpiración tan característico del norte
y el escándalo de sus pisadas, sus silbidos, y ese sajón cantar.

Me agradó su inadvertida venida, de hecho desde hace tiempo que lo esperaba.
Y aunque me tumbó varios adornitos, y me ensució el piso de la sala
no me importó que viniera, prendido, y con ganas de pelear.
Yo seguía inmóvil cubierta de un cielo acogedor.
Y el catire, al ver que no le paraba, decidió sucumbir.

Se quitó sus botas punketas y suavecito en la cama se subió.
Suspiraba a mi oído cosas que por su estado yo no podía entender, mientras besaba mi cabello.
Yo, dándole la espalda, miraba por la ventana y disfrutaba callada una piloerección.
Se metió bajo mis sábanas y allí calmado se quedó.
Acariciaba indecente mis hombros, mi espalda, y con mucha ternura me abrazaba.

El sueño le venció, y la tímida salida del sol con él peleaba.
Al sentir los sollozos de sus ronquidos, tímidamente voltee, allí estaba conmigo, el hijo de Eolo, el menor, el Catire del Norte, acompañando con su normanda estatura la interesante conversa que teníamos silentes mi soledad y yo.

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