El Desafío de todos los días

Fotografía: Andreína Peñaloza

Texto: Arianny Valles

Para Marilena y Juan Manuel con profunda admiración

Sucedió el Desafío al Viento tercera edición, después de los coletazos de un huracán, en un momento azaroso de un año muy apretado, en un mes de poco viento y superando obstáculos de todas las índoles. Sucedió. Contra todo pronóstico.

Y a pesar de la falta de viento, de las carencias, de las ausencias, de las distancias y de muchas apatías, sobraron sonrisas, regalos y energía bonita. Y analizando los hechos, con mi corazón ingenuo y empeñado en enriquecerse con lo mejor de los otros, pude concluir que la palabras claves fueron: COMPROMISO y AMOR.

Y aunque ahorita muchos no quieren asociar estos grafemas, porque alegan que el amor es libre y debe estar exento de compromisos, ¿saben qué? Yo aprendí que cuando se le pone amor al compromiso, este último pierde el infundado carácter de obligación forzosa, penosa e impuesta para convertirse en una meta deseada.

Allí tienen la respuesta. En el nivel de compromiso y el amor con el que se realizaron las tareas para cumplir la meta, que para muchos fue una hazaña. 

Amor y Compromiso fueron los motores que llevaron a muchas personas: competidores, familiares, amigos, entusiastas, colaboradores y demás involucrados, a atravesar distancias llenas de circunstancias que no estaban antes y que se están haciendo más grandes, para reunirnos sonrientes y bien dispuestos alrededor del deporte de aventura.

Muchos se alejaron por un fin de semana de sus familias y sus ocupaciones habituales. Muchos hicieron inmensos sacrificios. Otros se pararon firmes ante el miedo y sus limitaciones y atendieron el llamado, no solo de ayudar al líder a cumplir su misión, sino de crecer y hacerse mejores personas, y a obrar con buena fe, mirando con los ojos del corazón.

Motivados por la nobleza que exalta a quienes iniciaron este proyecto, que ya se ha vuelto en la labor y misión de tantos otros, muchas personas de todas partes y de diversos flancos pusieron lo que pudieron y lo que tuvieron, para que esa prueba de amor y FE en nuestros niños como guardianes del futuro, se llevara a cabo y no perdiera continuidad. 

Creo que es así como nos podemos hacer fuertes y tener la entereza para mirar hacia arriba y ver la luz. Pienso que desde la unión de voluntades, trabajando, libres de individualistas intereses y, con el objetivo de abrirle paso a las nuevas generaciones dentro de esta maleza ponzoñosa de antivalores y caos que nos ciega con su veneno, podremos avanzar hacia la construcción de esa Tierra de Gracia, de ese alegre y progresista paraíso que alguna vez pudimos anhelar. 

Todos asumimos tareas. Unas más pesadas que otras. Pero todos hicimos el trabajo, sin esperar otra cosa más, que el evento se llevara a cabo de la mejor manera (Objetivo en común). Y luego de compartir con personas de tan férreas voluntades y visión inspiradora, con el pecho rebosado de agradecimiento y profesa admiración quisiera invitarnos (a todos) a traspolar lo aprendido por mi esos días,  a cada aspecto de nuestras vidas, y llevar las banderas del Amor y el Compromiso como premisas a los Desafíos de todos los Días.