Cada cosa en su lugar

Fotografía: Cheché Díaz Yugurí

Texto: Arianny Valles

Hace algunas semanas atrás visité a un amigo en su oficina. Y al ver el desorden, le dije: "Papito, ¿cómo esperas tener una vida ordenada, si tus espacios están así?". Y luego lo convidé a que realizara él mismo el trabajo de ordenar todo, como ejercicio que le ayudara a trabajar en su mente el orden, y se aplicara en todos los aspectos de su vida.

Ya se ha dicho mucho que: así como tenemos nuestras vidas así se verán los espacios. Y aunque yo tengo varias familias (de genios) que son desordenados en casa y muy organizados en el trabajo y demás labores, en líneas generales el orden resulta fundamental para que haya un buen flujo de energía. Y sí te pones a investigar un poquito de Feng Shui te vas a dar cuenta de que el orden juega un rol protagónico. 

Encontré un artículo sobre Feng Shui en www.guioteca.com donde se explica que: "la energía necesita espacios ordenados y despejados para fluir libremente y en forma controlada. Para que la energía se mueva, se requiere tanto de un espacio libre como la existencia de objetos en el camino. A mayor cantidad de objetos, a mayor desorden y menor espacios disponible, más re ralentiza la energía hasta estancarse". 

Para los orientales, cómo es afuera es adentro, haciendo ver que nuestros objetos y su ubicación en el entorno reflejan nuestras energías mentales, emocionales y creativas. Por lo tanto a través de nuestros cuartos nosotros mostramos nuestro pensar y nuestro sentir. De allí la necesidad de mantener limpia y ordenada nuestra casa, y nuestra oficina o trabajo. Y vaya que esto no tiene que ver con el lujo y lo suntuoso, es más un tema de claridad. Porque al ordenar el entorno, también ordenamosl a mente, y por lo tanto podemos tener una mejor visión.

Los espacios con bloqueos o acumulación de basura, papelería, muebles viejos, malos recuerdos, deterioro de pintura, filtraciones de agua, humedad, etc. disminuyen la calidad de vida en cualquier espacio, tanto desde el punto de vista de la higiene, como de la seguridad en cualquier inmueble.

Y es que es un tema de sentido común. Basta con hacer un simple ejercicio para entenderlo. Camina por una calle sucia, con botes de agua, con basura y desorden, y observa tus sensaciones y pensamientos . . . observa también a las personas que están allí . . .

. . . obsérvate luego cuando sales de paseo a lugares que son llamativos porque sus paredes y mobiliarios están pintaditos, limpiecitos, con jardines floridos, bien iluminados, sin basura. ¿Dónde te vas a sentir mejor? ¿Dónde te vas a sentir más próspero?

Y aunque a veces nos resulta extremadamente pesado comenzar, y se convierte en una tarea que postergamos, lo cierto del caso es que resulta terapéutico y catártico eso de armonizar y convertir los espacios habitables en lugares más equilibrados y placenteros.

Así que cuando te sientas abrumado por el caos, confundida, distraído, oprimido por los quehaceres, agotada por tareas que no terminan . . . te invito a que revises tus ambientes y te tomes el tiempo para ordenar, reorganizar, sacudir, re modelar y/o replantear el espacio donde pases más tiempo en el día, esto te ofrece múltiples ventajas: 

1.- Mayor claridad y optimización de los recursos.

2.- Aumenta la tranquilidad para tener un descanso reparador en tu hogar.

3.- Mejor salud física, mental y emocional.

4.- Se establece una rica y deliciosa sensación de armonía y bienestar, que repercutirá directamente en nuestra productividad.

5.- Mayor sensación de abundancia y prosperidad.

Tengo un amigo coach de la risa que dice: "Sonríe para ser feliz, no esperes ser feliz para sonreír". Así podemos inferir y concluir que si queremos que las cosas mejoren, tenemos que hacer nosotros cosas mejores. Y si queremos tener armonía en todos los aspectos de nuestra vida: salud, relaciones, familia, trabajo, finanzas, prestigio, espiritualidad, tenemos que promover la armonía en nuestros ambientes, y para evitar confusiones: lo ideal es poner CADA COSA EN SU LUGAR.