Fotografía: Pinterest
Definitivamente hay que tener los oídos muy abiertos porque constantemente estamos expuestos a la información, y a impresionantes lecciones de vida.
Tendemos a asumir la vida como una lucha sudorosa para obtener lo que se quiere y en muchos casos sólo sobrevivir. Y a veces ha sido tanto el esfuerzo que nos acostumbramos a él, y cuando digo "acostumbramos" me refiero a que cuando alcanzo el tope de la ola no lo disfrutamos porque no lo podemos creer.
Me contaba mi hermana, que es una mujer muy sabia, en estos días, que había visto una película en la que Gerard Butler entrenaba a un niño que soñaba con participar en un campeonato de surf. Y antes de enseñarle maniobras e historia del surf, enfocó su curso a enseñarle al chico como hundirse profundo y aguantar 4 minutos debajo del agua, porque lo que garantiza la vida es nuestra capacidad para aguantar el revolcón.
Esta amena conversa vino porque yo estaba comentando que siento que estoy en la cresta de la ola, pero me daba miedo porque esta ola va a terminar. Y luego de escuchar atenta sus palabras que me pedían disfrutar la experiencia y prepararme para aguantar el revolcón, comprendí varias premisas: 1.- El truco cuando se está arriba consiste en prepararse para el inexorable bajón. Y 2.- claro que todo esfuerzo tiene su recompensa, por eso hay que abrir los ojos dentro de la faena y enterarse uno de que se está en el lugar donde se soñaba estar.
Se percata uno, con mucho dolor, que estamos acostumbrados a los bajones, y por lo tanto, se vive en constante paridera, y nuestro cuerpo y espíritu se apegan a estos fragores al punto de que da miedo llegar arriba porque como seres que tememos lo desconocido, nos formulamos la siguiente pregunta: "¿Qué voy a hacer cuando llegue a mi meta?
Pues la respuesta es muy simple: enumera los pasos para elaborar tu fórmula, tomando en cuenta que no siempre aplica en cada circunstancia; disfruta ese sentimiento de alegría que te llena el corazón, se llama satisfacción, y tiene por finalidad mostrarte qué eres capaz de lograr lo que quieras; y una vez arriba, ten la humildad suficiente para entender que nadie está exento, y menos en momentos de tanta inestabilidad, de transitar por desoladores parajes de oprobio.
Si quieres surfear la ola más alta del mundo, primero tienes que aprender a sobrebivirla, y lo primero del entrenamiento es aprender a soportar el revolcón.
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