Sobre @ArizonaRockCoach

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Princesa Hechicera del Reino Indómito de Urumaco; guarapera empedernida, coach ontológico, pasajera, y transeunte de una vida Sin Desperdicio

Guarapo

La Real Academia Española explica que la palabra "guarapo" es una voz quechua cuya definición reza: "Jugo de la caña dulce exprimida, que por vaporización produce el azúcar".

Para nosotros los venezolanos, el guarapo aparte de refrescar, también se asocia al temple y poder de decisión. Este blog tiene por meta refrescar con dulzura la fuerza en el corazón, y ayudarnos a continuar con optimismo y coraje este incierto camino que, cada vez más escabroso, se llama vida.

domingo, 28 de abril de 2013

Resistirse a los cambios

Fotografía: Ester_S_ch en tumblr.com
Sin ánimos de juzgar lo que está bien o está mal, pudiera atreverme a conversar sobre lo que he aprendido que puede ser más asertivo y hasta más eficaz.

Que como humanos pensantes emprendemos caminos, con la mente puesta en nuestras misiones, en nuestros anhelos, en nuestras metas … enfocados 100% en buscar la línea recta y derechita para llegar a lo que pensamos sea nuestra felicidad.

Y de tanto ver el camino, nos olvidamos de sentir, y en vez de querer vivir una experiencia, nos obsesionamos con el símbolo de las características, medidas, colores, olores y especificaciones precisas, ese santo grial, ese tesoro inconmensurable objeto o persona que mesiánicamente traerá a nuestras vidas, la mística gracia de la felicidad.

De tanto ensayo y error, llega uno después de unos años de observador, a la liberadora conclusión de que la vida es sencilla y que se reduce a dos maneras de hacer las cosas: por las buenas o por las malas, abiertos o cerrados, proactivos o reactivos, dispuestos o resistentes. Y cualquier de las mencionadas está bien.

Nos apegamos a programas, estándares, consejos, creencias, sistemas, procedimientos, manuales, esquemas, fórmulas y lineamientos, que seguramente en algunas determinadas circunstancias nos han de funcionar, y de una forma magistral, pero que a la larga se convierten en pensamientos autómatas y condicionados, porque a veces ni siquiera reparamos en reflexionar porqué hacemos o queremos determinada cosa o persona; y nos olvidamos de que cada día somos un ser diferente, porque está en nuestra naturaleza la evolución.

Con tanto raciocinio aplastamos la inteligencia emocional que nos suscribe, eso que para muchos es la intuición. Y dejamos de sentir porque nos ofusca la visión, cuando resulta que no es el sentimiento sino la emoción descontrolada la que nos quita el control. Por eso es que muchos sabios hablan de centrarse, y buscar el balance dentro del corazón.

Agarramos nuestro plan de vuelo y lo mantenemos al lado del mando, y cuando sucede que no estaba contemplado, nos engorilamos, reaccionando agresiva o dramáticamente, víctimas del miedo a los desconocido, a eso nuevo que implica otra ruta, otro desvío y un viaje al exterior de nuestra zona de confort.

Y a veces nos llenamos de energía y de ganas de hacer las cosas diferentes, y de transitar por rumbos desconocidos buscando esa aventura misteriosa que cambiará nuestras vidas para siempre, y nos dará la tan ansiada FELICIDAD. Y otra vez pegados a lo que creemos que es una “aventura”, no nos percatamos de que todos los días hacemos un viaje y que cada experiencia, cada encuentro, cada elección es ya de por si, una aventura; y que al buscar abrirnos a eso que nos pide un esfuercito extra o enfrentarnos a algo, de buena gana, con lo que no estábamos acostumbrados, significa una positiva expansión fuera de nuestra área de comodidad.

Y se me viene a la mente, para compartir, las sabias palabras de un amigo que ante la elección de una terapia que desnudaba mi alma, me sugería de manera textual: “No te resistas, colabora”. Y viene a colación esta frase, porque es una realidad que vivimos con los puños, los oídos y los ojos cerrados aferrados al plan, y aunque esto no se considere malo, pues tal vez nos cierra las puertas a una mejor oportunidad o experiencia.

Que si bien es cierto que si no nos trazamos un mapa de acciones con un destino final, pues nada vamos a lograr.  También es cierto que el plan debe ser constantemente revisado, porque tal vez haya otras formas de llegar al destino … o quizás cuando escribimos ese plan éramos otra persona y por lo tanto ya no se ajusta … o a lo mejor ya alcanzamos la meta y por mirar para abajo haciendo la ruta, no nos dimos cuenta de que ya estábamos allí… O dejamos de disfrutar del camino por impaciencia y desesperación apegados de forma absoluta a la razón o las razones que nuestro orgulloso ego le da al corazón para no ser feliz.

Amigo, ya te lo he dicho, y lo voy a trasponer a un proverbio de Gandhi: “No hay un camino hacia la paz porque la paz es el camino”. Y me permito orientarlo a mis deseos diciendo: la felicidad no viene en unos asientos de cuero, o en una rubia de 2 metros; no se compra con un tope de mármol, en una botella verde de tapa roja, o con una cocina italiana; no viene en los pectorales de Patrick Dempsey, ni yace en un cofre en el castillo de Mickey …

…  La felicidad siempre te acompaña. Eres tu quién a veces, por apegarte a los estándares, la dejas de ver. Que si bien desear esas cosas nos dan motivación y tranquilidad, y generan habilidades, beneficios y voluntades, también es cierto que no nos definen como personas ni nos hacen mejor.

Tan sabroso que es comenzar en la mañana un viaje,  y dejarse sorprender por los encuentros y el panorama, y volver con el ocaso a tu casa, convirtiendo una abarrotada, incómoda, calurosa, agobiante y quejumbrosa travesía en transporte colectivo, en una divertida función de teatro: escuchando las peripecias de un poeta que era de Barcelona y que ahora es del mundo, halado por el viento, y ahogado en carcajadas para obsequiarnos dos elefantes: el que se mecía sobre la tela de una araña y su primo hindú; haciendo un monólogo frente a la dicha de saber  que transformado y con mucha más gente que en la ida, no te hizo falta el equipaje; y mirando en pantalla IMAX que hubo dos o tres seres que estaban cuando empezaste y están a tu regreso también.

Es en este punto de la reflexión cuando llego a aquel guarapo de Twitter publicado en la Agenda Ascenso 2013, que reza contundente, y esperando te permita ser más eficiente en cuanto al transitar por este paraje: “Resistirse a los cambios, es resistirse a vivir”.





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