La Buena Noticia

Fotografía: Cheché Díaz Yugurí

Cuando nos damos por vencidos ante la amarga crueldad de la desilusión, cuando el peso indeseado de la decepción nos amarra el mentón al suelo, y cuando el corazón se adormece disperso y desorientado por no saber hacia donde mirar, entramos en un letargo antinatura que nos quema el pecho, y lo cercena hasta que éste deja de sentir.

Y emprendemos la marcha hacia un paraje incierto que tal vez no nos guste tanto, pero cómo es lo conocido, es lo que aceptamos y asumimos como destino: ese status resignado e insensible que nos echa a la deriva en vez de hacernos navegar con libertad.

Aunque polvorienta, oscura y agrietada, aceptamos vivir en esa casa, sin hacerle mucha mente a las necesarias reformas, o a sí merecemos algo mejor. Decidimos habitarla así tal cual como está, respondiendo a las programaciones que desde antes de nacer estamos recibiendo y de las que nos aferramos como si fuéramos gatos caminando en el techo, porque es doloroso el desapego.

La buena noticia, es que constantemente suceden eventos inesperados, pequeños milagros, cotidianas epifanías que al ser percibida nos abren la puerta a procesos mágicos de tomas de conciencia y espirituales despertares. Y pululan en el aire como partículas de polvo de estrellas, fluyendo con el viento esperando llegar en el mejor momento para tocarnos el alma y abrirnos los ojos a una realidad que, muchas veces por miedo o por comodidad, no hemos querido ver: Sí somos los dueños de nuestras vidas; y con un poco más de sapiencia hasta podemos llegar a divisar esta contundente verdad: Todo lo que sucede en nuestras vidas es nuestra propia creación, si acaso lo habremos permitido o provocado.

Y así nos llega el bálsamo de la seguridad y los rayos de efervescente alegría que brinda saberse poderoso y libre, y hasta responsable de lo que elegimos para nosotros en este amplio examen de lapso que es vivir. 

Se activan las dendritas, transportando acciones y reacciones. Se genera energía vital, y se descubre un mundo repleto de maravillas y oportunidades que está allí, que siempre estuvieron allí a nuestra disposición para crecer. 

La buena noticia, es que no hay fórmulas, ni secretos universales, porque cada quien es una galaxia diferente, lo que sí existe es un corazón gigante, acompañado por una mente prodigiosa, que nos mantiene a todos conectados formando un inmenso engranaje a través del amor; y que el amor no es un producto estandarizado que venden en el mercado, ni el santo grial escondido en algún lugar remoto imposible de descubrir.

El amor se presenta de infinitas formas, todas hermosas y muchas inesperadas, y algunas hasta inadvertidas. ¡y cuán bueno es tener los ojos, la mente y el corazón abiertos para dejar entrar su poder y su gracia! Y que rico es ponerse de forma permanente e intraocular los lentes azul y rojo que nos dejan ver todo magnífico en 3D.

La Buena noticia, es que definitivamente si no quieres vivir en esa casa tienes el poder de mudarte, y si quieres, con entusiasmo y gozo puedes hacer las reformas que tú quieras en el momento que tú quieras y cómo tú quieras hacerlas. Que no hay imposibles, y sí se aparece alguno por ahí es porque tú lo has querido crear, y eso está bien. Y que en cada milla recorrida yace un tesoro rico en abundancias y crecimiento, y en cada esquina reposa un portal teletrasportador a maravillosos procesos que sutiles o desafiantes siempre terminan en una persona mejor, que se quiere incondicionalmente y que se ríe a cada instante.

La Buena Noticia, es que no estamos solos, y que los cambios se producen tan rápido como decidamos hacerlos.