Compromiso y Disciplina

Desde hace tiempo he estado experimentando una sensación rara. ¡Si, rara!

Porque con mucha satisfacción estoy siendo testigo

de mi conversión en una parte de la mujer que he querido ser,

y me estoy abrazando con esos elementos de los que me he provisto

para alcanzar tal cometido, sintiéndome orgullosa de saber que siempre han estado en mi

esas condiciones.

Hoy llena de amor por mi hermano, hemos leído en Familia lo que el periodista

escribía sobre él, respetando sus citas, permitiendo mostrar la calidad y calidez de este ser querido.

Y aparte de despertar mucha admiración por el hombre en el que se ha convertido mi hermanito,

también he tenido la dicha de reconocerme en él, en sus palabras, en sus convicciones.

Y aunque nos movemos en mundos distintos, puedo dar fe y testimonio de como con COMPROMISO y DISCIPLINA nos hemos forjado los hermanitos Valles nuestros destinos.

Con diferentes formas de actuar y de pensar, en diferentes mares de acción, bajo diversas premisas y en la persecución de variados objetivos, nos distingue la pasión con la que defendemos nuestros gustos y oficios, y esas dos virtudes que titularon el artículo sobre mi hermano.

Y aunque a veces, me he sentido rígida y me ha dado la sensación de que soy percibida como una tirana maléfica, leyendo las palabras de mi hermano, me doy cuenta de lo importante que es el ENFOQUE y la comprensión real del objetivo, la búsqueda heroica del resultado.

Porque sí, mis queridos lectores sepan que: Intenciones claras se miden por resultados, y no es que me voy a poner de ejemplo, porque aun estoy trabajando en la pulitura de mis intenciones, ni me voy a explayar mucho en el tema porque de aquí va a salir otro guarapo que tengo guardadito desde hace tiempo.

Lo que quiero compartir, inspirada por las palabras de mi hermano, es que los sueños no se vuelven

realidad, en tanto tú no los vuelvas objetivos y te comprometas contigo en lograrlos.

Cuando estás comprometido o comprometida con una meta, es como sí se activara un megáfono que da órdenes en el plano ancestral de las energías y también dentro de nuestros corazones y que suelta una alarma que dice: "Atención Universo, esta persona va a conquistar esta determinada meta". 

Y espero hayan leído bien "va a conquistar" no se habla de querer conquistar, tener la intención de, anhelar, soñar con, intentar . . . NO! Va a lograrlo, es un hecho, que sin querer imponer, forzar o violentar las fuerzas de la naturaleza, es un decreto que cobra mayor poder cuando lo hacemos certeza.

Nadie dice que es fácil, pero tampoco tiene que ser un camino de espinas. Seguramente necesitarás desarrollar una o varias destrezas para alcanzar tu tan ansiada proeza. Y es aquí donde la disciplina se hace protagonista. Porque para hacerles el cuento corto: ¿adivinen cómo nos hacemos maestros de algún arte u oficio? Si clarooooooo, practicando, haciendo, ensayando muchas muchas muchas muchas veces, y para eso hay que ser constante y disciplinado.

Se habla de una teoría que dice que para que alguien domine efectivamente un arte, disciplina u oficio debe practicarle al menos 10 mil horas. Eso es el tiempo que requiere que alguien sea considerado bueno en su ramo.

¿El talento? ya lo hemos hablado viene dado en un pequeño porcentaje por condiciones naturales y gustos, tal vez un pelín de genética, pero el resto se desarrolla, se pule, se moldea, se alimenta y se logra a punta de esfuerzo y enfoque. Y aquí también ayudan un montón, que te guste lo que haces para alcanzar el propósito en cuestión y la actitud que asumas, porque la alegría, el humor y el optimismo vayan que nos aligeran la carga y le quitan ese carácter malvado a las palabras COMPROMISO Y DISCIPLINA.

Es fácil imaginar a muchos huyendo despavoridos al solo mencionar estas palabras, porque para estos muchos son sinónimo de seriedad, de pesadez, de obligatoriedad, de amargura, de pesar. Sin mirar como León O, más allá de lo evidente, y asumir estas características humanas, no extraterrestres, es decir, que si son nuestras no son tan malas, como las garantes de que llevemos a final feliz cada capítulo del libro de nuestras hazañas, es decir, de la vida.

Así como lo cortes no quita lo valiente, ser una persona comprometida que le da valor a su palabra, y que obra con disciplina no quita lo alegre y divertido, es más, provee altas dosis de autoestima, porque vaya que se siente sabroso saberse victorioso y capaz de alcanzar los cometidos.

La próxima vez que escuches estas palabras no salgas corriendo pensando que es el Coco. Afronta y abre bien los ojos, para que te des cuenta de que cada reto, cada meta, es una expansión, es una oportunidad única, un viaje maravilloso que te llevará a nuevos niveles de conocimiento y a nuevos horizontes de comprensión. Más bien date cuenta, de que el compromiso y la disciplina son el motor y tren delantero del carro que te mueve hacia tus designios.