Fotografía: Edixon Arnaez
Mi corazón pide paz, calma y sosiego.
También clama luz y entendimiento.
No quiero llenarlo de odio,
ni de infundadas euforias ni malos pensamientos.
Mis días piden tiempo, música y color;
mis páginas palabras de inspiración
que den consuelo y alivio
a quienes hoy viven presas de la desesperación.
Causa profundas heridas en el pecho,
la grieta afilada que hoy al país divide,
que nos aparta, que nos separa
y que hace la subsistencia imposible.
El Tricolor pierde contraste,
hoy luciendo tanto y desmedido rojo;
y la desinformación confunde
y nos quita la claridad de los ojos.
Yo nunca he sido de echarme a fabricar quejas,
yo me precio de mujer de acción;
por eso salgo a la calle
no para descargar mi furia,
sino para calmar al corazón.
Y no voy cargando alambres de púas,
ni deseándole mal a mi indiferente hermano.
Salgo para reclamar un territorio seguro
donde pueda ser libre tarde en la noche
o en la mañana temprano.
Salgo en solidaridad por los caídos de estos días
y de las víctimas del hampa.
Salgo a reclamar por los anaqueles vacíos,
y la libertad de escoger y producir
eso es lo que mi protesta aclama.
Camino con otros indignados
porque no puedo hacerme a la vista gorda.
Camino sin cansancio y sin demora
por la corrupción que se desborda.
Clamo al dirigente inepto y al funcionario pobre de espíritu,
que revisen en su conciencia cuál es su papel en la historia;
y llamo al radical extremista, al insensible emprendedor,
y al joven carente de escrúpulos y moral,
que se abran a la consideración del que tienen alrededor.
Salgo apasionada a las calles,
cantando mi despecho y mi dolor;
me están desenamorando de mi Tierra de Gracia,
la que debe ser causa de alegría
proveedora de orgullos y de protección.
Solicito al egoísta carroñero aprovechado
que por lo menos nos deje ruinas,
para comenzar con ellas la reconstrucción;
y, que respire hondo y profundo
y en un atisbo de humanidad cese la represión.
No voy detrás de postulaciones,
ni creyendo en ídolos o mesías,
yo solo quiero vivir en paz,
con la oportunidad de libre labrar mi futuro
en un país que me de seguridad.
Quiero mirar el sol nuevamente,
y agradecer un día más de luz.
Quiero ser el artífice de mi destino
y tener la responsabilidad de crecer según mis designios.
YO salgo a la calle por mis sobrinos
y por tus hijos.
Para que recuerden una infancia sana y plena,
así como la recuerdo yo.
Donde ni en pesadillas se escuchaba
la fulminante frase:
¡NO HAY!
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